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Por qué es un error entender el ciclo del agua como este diputado de Vox

Lo importante no es la cantidad total de agua en el planeta, sino la disponibilidad en un sitio y momento determinado.

Clemente Álvarez

Tras publicarse un artículo de Ballena Blanca sobre la huella hídrica de una dieta con carne, una vegetariana y una vegana (según datos del investigador holandés Arjen Hoekstra), han sido numerosos los comentarios en redes sociales que aluden al concepto del ciclo del agua que se estudia en el colegio para criticar que se ponga tanto énfasis en analizar los litros que se necesitan para regar lechugas o alimentar vacas. Según su argumentación, no tendría sentido preocuparse por el uso del agua  dado que esta es un recurso renovable y no desaparece cuando se utiliza.

Uno de los que defiende esta idea es Víctor Sánchez del Real, diputado de Vox, que en su cuenta de Twitter dice: “Este señor no conoce la de ‘agüita amarilla’, que explica de maravilla lo del ciclo del agua. Ciclo. Que se renueva, vamos”.

El político se refiere a la canción de Toreros Muertos en la que se describe con humor el viaje de la orina desde el váter de un bar, primero a un río, luego al mar y desde ahí al cielo para volver en forma de lluvia.

En este mismo sentido se expresa el periodista Mauricio-José Schwarz, que escribe: “El día que descubran que el agua no se gasta, sino que es un recurso renovable, varios se van a quedar sin curro”.

Tal y como estudian los escolares, efectivamente, el ciclo del agua muestra el viaje circular de este recurso. De hecho, también es verdad que la cantidad de agua en la Tierra siempre es la misma, aunque cambie su estado a sólido, líquido o gaseoso su cantidad total no se altera. Sin embargo, aplicar esta visión a escala planetaria para el uso del agua en cualquier punto del mundo no tiene ningún sentido.

Con todo, esta no deja ser ser una cuestión interesante en la que reflexionar, pues hace poco un equipo internacional de hidrólogos propuso justamente una actualización del esquema del ciclo del agua más acorde con el siglo XXI, al considerar que ahora mismo puede ser malinterpretado y llevar a la falsa seguridad de que siempre habrá agua disponible.

¿Es el agua realmente un recurso renovable que no se gasta? Por lo general sí es un recurso renovable, pero no siempre. Y en eso tienen mucho que ver los humanos.

“Si nosotros sobreexplotamos un acuífero costero, los niveles freáticos descienden demasiado y se produce intrusión salina, ese acuífero aunque tenga agua queda inservible”, incide Gonzalo Delacámara, investigador que coordina el Grupo de Economía del Agua de la Fundación IMDEA, que da otros muchos ejemplos en los que el agua no es un recurso renovable.

“En el norte de Perú, en Trujillo, en el departamento de la Libertad, hay una zona que es puro desierto, pero están felices porque los canales de riego bajan llenos de agua. ¿Cómo es posible que ocurra esto en una zona tan desértica? Porque se están deshelando los glaciares”, incide este economista. “Están perdiendo sus reservas de agua dulce y están felices sin darse cuenta que con el cambio climático a medio y largo plazo se les acabó la historia.

Pero incluso cuando hablamos de agua que sí pueda renovarse de forma natural continuamente, renovable no quiere decir tampoco ilimitada. Como profundiza en esta cuestión también el investigador Arjen Hoekstra en la segunda parte de su libro The Water Footprint of Modern Consumer Society, aunque esto parezca un contrasentido, lo cierto es que esa agua puede tardar en renovarse hasta que llueva, por lo que durante un periodo de tiempo contamos con una cantidad limitada.

“Lo relevante no es cuánta agua hay en todo el planeta, pues la mayoría está en los océanos y es salada, sino cuánta hay disponible”, comenta Delacámara, “disponible para unos usos concretos (si es para consumo humano tiene que ser potable), un lugar específico, un momento determinado…”. Aquí, de nuevo, resulta muy relevante la influencia de los humanos en ese ciclo del agua. Como recalca este experto, siete de las 10 cuencas de la Unión Europea con más estrés hídrico están en España. “Una de ellas, curiosamente, en Gran Canaria, ¿tendrá algo que ver la virulencia del incendio de estos días con la sequedad en el ambiente?”, reflexiona el economista.

Queda clara la influencia del ser humano en el ciclo del agua: deshielo causado por el aumento de las temperaturas, agotamiento de aguas subterráneas, contaminación con pesticidas por la agricultura, incremento de las zonas muertas del mar, comercio internacional… Sin embargo, en un análisis reciente de 450 esquemas explicativos del concepto del ciclo del agua en libros de textos actuales, literatura científica e Internet, un equipo internacional de investigadores encontró  que el 82% de ellos no reflejaba ninguna interacción humana y solo un 2% intentaba hacer una conexión con el cambio climático o la contaminación.

“El diagrama del ciclo del agua es un icono central de la ciencia hidrológica, pero la mala representación de las formas en las que los humanos influyen en el ciclo reduce nuestra conciencia de la acechante crisis global del agua”, asegura David Hannah, profesor de la Universidad Birmingham y uno de los autores de este estudio publicado en Nature Geoscience pidiendo una revisión de los esquemas del ciclo del agua más acorde con los conocimientos que se tienen en la actualidad.

Como inciden estos investigadores de las universidades de Brigham Young y de la estatal de Michigan, en EEUU, y de Birmingham, en Reino Unido, además de otros colaboradores de Francia, Canadá, Suiza y Suecia, obviar la influencia del ser humano puede llevar a considerar el ciclo del agua como algo inmutable que asegura siempre la disponibilidad de este recurso, cuando no es así.

“Otras disciplinas científicas han hecho un buen trabajo representando cómo los humanos dominan muchos aspectos del sistema terrestre. Es difícil encontrar un esquema del ciclo del carbono o del nitrógeno que no muestre fábricas o fertilizantes. Sin embargo, nuestros dibujos del ciclo del agua están atascados en el siglo XVII”, comenta Ben Abbott, investigador de la Universidad Brigham Young. “Mejores esquemas del ciclo del agua no van a resolver la crisis global del agua por sí solos, pero pueden mejorar la conciencia de cómo el uso local del agua y el cambio climático tienen consecuencias globales”.

Esta sección en eldiario.es está realizada por Ballena Blanca. Puedes ver más sobre este proyecto periodístico aquí.aquí

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