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El país más poblado del mundo empieza a imitar el estilo de vida del Golfo Pérsico: aire acondicionado y cochazos

Pista de esquí artificial en Kozhikode, India.

Sebastian Castelier

Kerala (India) —

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Los países que se han enriquecido a costa del medio ambiente desde la revolución industrial deben convertirse en emisores netos negativos de dióxido de carbono (CO2) para “permitir a los países en desarrollo utilizar los recursos naturales disponibles para su crecimiento”, resumieron dos funcionarios indios antes de la Cumbre del Clima celebrada en Dubái a finales de 2023. Y este derecho legítimo al progreso económico abre la pregunta: ¿Cuál es el modelo de desarrollo que quiere seguir India, el país más poblado del mundo?

Tras ponerle el anillo en el dedo a la mujer elegida por su familia para convertirse en su esposa en un matrimonio de conveniencia, Umar Mukhthar Odungatt, que trabaja en Riad, tiene claras sus ambiciones: “Mi futuro hogar tendrá aire acondicionado y estará equipado con todas las comodidades necesarias. Me he acostumbrado a las ventajas del aire acondicionado en Arabia Saudí y quiero disfrutarlo aquí también cuando vaya de visita al pueblo”. Como él, los nueve millones de indios que trabajan en los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG) son testigos de un modelo de sociedad que quieren reproducir en casa y donde el consumo de energía per cápita es uno de los más altos del mundo.

“El mes pasado con una promoción vendimos 100 aparatos de aire acondicionado en cinco días”, comenta entusiasmado Asif Moolayil, vendedor de electrónica en Kerala, estado tropical pionero en la migración al Golfo Pérsico. “Los equipos de aire acondicionado se han convertido en un elemento de prestigio social. Las esposas de los trabajadores del golfo presumen de tener grandes casas con aire acondicionado y se burlan de las nuestras, que no lo tienen, diciendo que parecemos pobres. Este tipo de prejuicios me hacen sentir incómoda, aunque me niego a usar aire acondicionado”, se lamenta Khadeeja Manithodika, cuyo hijo trabaja en Arabia Saudí.

Ravi Raman, responsable de Migración y Energía en la Junta de Planificación del Estado de Kerala, un órgano asesor del Gobierno, está de acuerdo. “Queda muy anticuado decir que no tenemos aire acondicionado en casa”, resume, y añade que la influencia social de la emigración ha desempeñado un papel clave en que el consumo de electricidad per cápita se haya multiplicado por 3,7 desde 1990. Según la Agencia Internacional de la Energía, el número de aparatos de aire acondicionado en la India podría multiplicarse por 38 hasta alcanzar los 1.100 millones en 2050, devorando el 44% de la electricidad durante los periodos de mayor consumo. El problema es que el carbón y el gas representan el 75% de la producción de electricidad. Ismail Koradan, vendedor de perfumes en Dubái, añade: “Nuestras casas tradicionales de ladrillo mantenían frescas las habitaciones, pero están pasadas de moda, así que optamos por la casa de hormigón, que es chic. Pero retiene el calor”.

Copiar y pegar un modelo de ocio de alto consumo energético

La preocupación por la apariencia no se limita a la vivienda. “Sustituyo mis camisas cada tres meses para mostrar a mi comunidad mi nivel de vida. Me da cierto prestigio social”, dice Ashiq Kinattingarath, empleado en la provincia saudí de Tabuk, donde el Reino planea construir megaproyectos como la primera estación de esquí al aire libre de la región. “Me he convertido en un 'hombre de Dubái', así que tengo que actualizar mi vestuario con regularidad”, añade Jubair Muhammad Haneefa. Afincado en la ciudad con el rascacielos más alto del planeta, gasta el 20% de sus ingresos en ropa. Según un estudio, cada 1.000 euros adicionales que gasta un hogar indio añade 0,8 toneladas a su huella de carbono anual, estimada en 6,5 toneladas. En España, la cifra es de 5,2 toneladas por persona. Pero la diferencia se reduce a medida que aumenta la clase media.

En Kerala, las familias de quienes trabajan en el extranjero gastan un tercio más que la media, incluso en actividades de ocio, donde el golfo vuelve a ser la referencia. “En Qatar tenemos un parque de atracciones de nieve, así que cuando mi mujer y yo nos enteramos de que este concepto había llegado a Kerala, decidimos venir a divertirnos”, dice Said Valiyamadayi, un keralita empleado en la industria qatarí del gas. Su mujer, Shifana, añade: “¡También es una oportunidad para entender cómo es el cambio climático! En la azotea de este centro comercial, la nieve artificial deja paso al rugido de los karts. ”Este tipo de ocio es nuevo aquí. Estamos copiando y pegando el tipo de entretenimiento que vemos en el golfo“, dice Muhannas Kunnikkandi, de 23 años, antes de tirarse por la pista de esquí. A esto se añade un apetito por coches y casas cada vez más grandes, y un mayor consumo de carne.

El estilo de consumo desmesurado se extiende

Tras conquistar Kerala, el estilo de vida del golfo Pérsico se está extendiendo por las rutas migratorias dentro de la India. Replicando el modus operandi de los países de esta región petrolera, que delegan todas las tareas manuales en mano de obra extranjera, Kerala emplea a unos 3,5 millones de trabajadores de los estados más pobres del país en sectores considerados ingratos. Kerala es “uno de los estados más atractivos” para la migración interna, resume Benoy Peter, fundador de la ONG Centre for Migration and Inclusive Development (CMID). Con un salario medio diario de 9,50 euros en el sector de la construcción, el de Kerala es el más alto de la India rural, y casi 2,5 veces superior al del estado de Bihar, donde la pobreza afecta a una de cada tres personas.

“Kerala tiene casas estupendas y un nivel de vida más alto. Es como un mini-golfo; todos soñamos con construir en Bihar lo que vemos aquí”, dice Mohammad Tausif, un imán biharí que vive en Kerala desde hace 10 años. “Algún día, Bihar será como Kerala”, espera Mohammad Reyaj, peluquero biharí de la ciudad portuaria de Beypore. A 2.000 kilómetros de Kerala, donde trabaja su hijo, Irshad Malik recibe a los invitados en la casa familiar. “Kerala tiene una gran influencia aquí. Cuando mi hijo viene de visita, hablamos a menudo del modo de vida de allí”, dice este padre de Uttar Pradesh, el estado más poblado de la India. Lo que todos ellos cuentan es música para los oídos de los Estados del golfo Pérsico, que apuestan por la creciente demanda india de combustibles fósiles. Entre 2021 y 2022, la India ya representaba un mercado de 69.000 millones de dólares para sus exportaciones de petróleo y gas. 

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