“Sería una desilusión no conseguir el ascenso”
El entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas, Sergio Lobera, se mantiene firme en su discurso de ir “partido a partido” para intentar contener la euforia que rodea al equipo, pero reconoce que sería “una desilusión” no conseguir el ascenso después de que haberse colocado en los puestos claves en el último tercio de Liga, cuando todo debe decidirse.
En una entrevista con Efe, el técnico aragonés analiza el momento que vive su equipo y asegura que no será él quien corte la ilusión que percibe entre sus jugadores, pero siempre que por el camino no se pierda el sentido de la responsabilidad.
Lobera pasó en apenas un partido -la épica remontada contra el Racing de Santander en la Copa- de estar prácticamente destituido a convertirse en un referente para la afición. Él agradece que el club lo dé públicamente por renovado, porque confiesa que por su mente no pasa otra cosa que entrenar a Las Palmas “en Primera”.
¿Cómo se respira desde dentro la ilusión que está generando el equipo?
Es bonito todo lo que se está viviendo. A nivel externo hay una gran ilusión, algo que nos ayuda a seguir trabajando para responder a tanta gente, pero dentro del vestuario debemos vivirlo desde el equilibrio, y como entrenador debo saber gestionarlo, viviendo partido a partido y siendo cauto.
Su jugador Deivid manifestó la semana pasada que ojalá ascienda el Tenerife, pero que los dos representativos canarios no se van a encontrar en Segunda. ¿Cómo se frena esa euforia?
Creo que los jugadores están bastante controlados, aunque haya momentos en que se pueda producir alguna declaración así. Lo que más me preocupa es lo que me muestran en el día a día y en cada partido. Sí es verdad que dentro del vestuario hay una ilusión y no debemos cortarla. Pero también un sentido de la responsabilidad precioso y estamos encantados de asumir el reto.
No conseguir el ascenso, ¿sería una desilusión?
Después de todo lo que hemos trabajado, en el tramo de la competición en que estamos, y lo que nos ha costado posicionarnos para intentar conseguirlo, sí sería una desilusión, desde mi punto de vista personal.
Utilizando un símil ciclista, hay un escapado en la etapa (Elche) al que será muy difícil alcanzar, salvo que pinche, y por detrás de él, ¿ve al pelotón compacto, o a varios grupos?
La ventaja que tenemos es que el segundo que llegue a la meta tendrá el mismo premio que el primero. Hace dos semanas parecía que estábamos desahuciados para el segundo puesto y ahora parece que lo tenemos muy cerca, a seis puntos. Con respecto al pelotón que viene detrás, hay muchos puntos en juego, una eternidad, y todos estamos en disposición de luchar por esas cinco plazas que quedarían, la de ascenso directo y las cuatro de 'play-off'.
Cuando su equipo marca dos semanas consecutivas en el minuto 94 o los rivales estrellan varios balones en los palos y fallan penaltis, ¿de quién se acuerda en esos momentos, de la Virgen del Pino o de la Virgen del Pilar?
De la misma que me acordaba cuando en las ocho primeras jornadas ocurría al revés. El factor suerte se trabaja, no viene por sí solo. No lo achaco a un tema de suerte, sino de esfuerzo y sacrificio que al final es recompensado.
La competición entra en el tramo decisivo, pero los rivales más peligrosos, en teoría, ya han quedado atrás en el calendario.
En esta categoría no veo equipos asequibles. A partido único, no hay favoritos porque cada partido es un mundo. No sé si es más complicado jugar contra un rival por el ascenso, que contra uno que se juega el no descender. Quizá cuando mejor jugamos es enfrentándonos a rivales de mayor entidad, como ha ocurrido esta temporada con equipos de Primera como el Betis o Rayo Vallecano. Además, la relajación está prohibida dentro del vestuario.
Una de las muchas frases que rodean al fútbol dice que lo que funciona, no se toca. El próximo domingo, en Sabadell, debería repetir alineación, incluido Raúl Lizoain bajo los palos.
En esa regla no creo, porque cada partido es diferente, con distintas circunstancias, y hay que adaptarse a un contexto que no tiene por qué ser igual al de la jornada anterior.
Dándole la vuelta a la frase, lo que no funciona, sí hay que tocarlo, y usted modificó el sistema de juego con el que llegó a la isla.
Sí, se cambiaron cosas, un entrenador debe adaptarse a los futbolistas de los que dispone. Cuando las cosas no funcionan, hay que cambiarlas. Nuestra idea, filosofía y estilo no han variado, pero sí se han introducido matices que han dotado de mayor efectividad al equipo.
Las Palmas ha logrado más goles de contraataque que de estrategia, algo poco habitual en una categoría como la Segunda División. Incluso los entrenadores rivales catalogan a la Unión Deportiva como un equipo “contragolpeador”.
Estoy de acuerdo, tenemos velocidad, verticalidad y en las transiciones hacemos mucho daño. Pero algo que tampoco es muy habitual es que no damos la iniciativa al contrario. Tenemos un tanto por ciento de posesión del balón muy elevado, mientras que los equipos que utilizan como único arma el contraataque tienen porcentajes inferiores.
Aunque insista en ir a partido a partido, ¿realmente no ha hecho números para las 12 jornadas que restan y calcular así con cuántos puntos se podría ascender?
Leo los que hacen otros y de ahí extraigo conclusiones.
Miguel Ángel Ramírez ha manifestado que puede darse por renovado.
Si el presidente cuenta conmigo, yo cuento con la Unión Deportiva Las Palmas. En la vida hay que ser agradecido. A mí se me dio una oportunidad importante de debutar en el fútbol profesional en un club histórico, con un objetivo ambicioso, y me siento valorado por el club, respaldado por el vestuario y querido por la afición. Por mi cabeza no pasa otra cosa que entrenar a este equipo, y en la máxima categoría.