Ángel surge de entre la nada y da otra victoria al Tenerife
El gol de Ángel salvó al Tenerife, el precio de la entrada y el esfuerzo de aguantar el ejercicio espeso del equipo de Garitano, redimido solo de hacerse daño por la ausencia de recursos y la inseguridad que desprende este Alcorcón al que no le lucen ni el talento de Javi Lara ni la mordida de Jacobo. Ya colista, la primera mano de Nafti no le ha dado un barniz de solvencia o el punto esperable de amor propio para creerse capaz de hacer daño.
Ganó el Tenerife, en esencia, porque mediada la segunda parte cometieron los alfareros un error grosero de Eteki en la salida jugada que dejó a Ángel enfrentado al portero para acertar en lo que mejor suele, una definición con un tiro a la escuadra inasequible para Anacker. Antes de la escena del desenlace, un primer tercio con cierto brío local y nada de letalidad en los remates que surgieron. Luego del gol, cinco cambios para cambiar nada y ese Tenerife que se acula demasiado, desperdicia las contras y renuncia a guardarse el balón cuando quiere conservar lo pescado.
Pero aun incapaz de ahondar en las fallas del Alcorcón, este insípido 1-0 recoloca al Tenerife en la lucha por los puestos de promoción, a los que volverá si prolonga la racha de victorias en La Malata y permuta su séptimo puesto con el Racing Ferrol. Al cabo, este lunes se hizo con los puntos y cumplió con el primero –y único en noches como esta– de sus objetivos. Que lo hiciera de aquella manera es secundario en este tramo del curso y viniendo de un noviembre nefasto. Cuesta admitir que después de enero le valga esta simpleza de argumentos.
Las altas laborales devolvieron al once de Garitano a Medrano –con gasolina y ritmo después de dos meses parado– y Luismi Cruz –discreto, de más a menos–, una alineación ya sin sitio para canteranos o sorpresas. Jugando de entrada los esperables, se fio el Tenerife a lo que le produjeran por el flanco siniestro Elady y el mismo Medrano y la imaginación de Luismi por el opuesto.
Y aunque el primer aviso, cierto que el único de valor, lo emitió Obieta (m.10)con un disparo lejano que despejó apurado Soriano, luego se le cayeron los remates a los locales en un tramo de veinte minutos que le habría rentado de exhibir la letalidad de Elda, cuando con lo poco que generó hizo tres goles.
La tuvo primero Elady (m.15) enganchando en semifallo un servicio prolongado a Medrano por Luismi Cruz –tiene este chico la virtud de trasmutar en segundos una conducción en un pase largo– que el lateral colocó de cabeza a tres metros del portero. Pero a Elady le vino un punto atrás el balón y le salió un remate pifiado que no cogió puerta.
Llegado el 24, Corredera se atrevió a jugar vertical para Aitor Buñuel, le nació al lateral un pase limpio al área y Roberto López la cabeceó blanda y fuera. Y en un ejercicio inusual de estrategia eficaz, el mismo Roberto sacó en el 37 un córner a la corta que Elady enganchó con un tiro raso que salvó Jacobo de males mayores. De vuelta el balón al área en el saque de esquina siguiente, Sipcic se apañó un tiro girándose en un mar de piernas, demasiado manso para el meta.
De ahí hasta la pausa y de la pausa a lo de Ángel, el partido se cayó en un océano de dudas. El Tenerife se lio por la indecisión de empacharse de pases de seguridad, de atacar con su seis fijado entre los centrales y de no hacer daño por dentro al Alcorcón. Así, ese arranque de amor propio de Amo para superar dos líneas con el balón al pie hasta llegar al área sin una mala línea de pase factible. Recordó Amo con una carrera de diez segundos que el Tenerife juega sin un ocho que le dé lustre y profundidad, salvo cuando le cambia el guion la imaginación de Roberto López saliéndose de su zona. Una vez más, Corredera se fundió corriendo y tapando hasta que le relevó Bodiger, que acabó jugando en línea con Aitor Sanz. Muy previsible todo.
A pie de césped, debió adivinar el Tenerife que el Alcorcón era un muerto viviente, tal que aparentaba desde arriba. Le dieron un mar de metros los blanquiazules por esa manía repetida de arrimarse los medios a los centrales. Pero ni perdiendo el escalonamiento unos mordieron los otros. Pronto, pudo Jacobo a la vuelta del gol (m.67), pero citado con Soriano tiró por fuera. Más tarde, la oscuridad.
Se quedó entonces la noche para un baile de jugadores locales calentando del que salió malparado Álvaro Romero, al que el gol de Ángel, las molestias de Corredera y la lesión de Sipcic dejaron sin jugar. Aferrado al 1-0 como valor supremo, jugó el Tenerife con Nacho doblando a Medrano y Bodiger como segundo medio de cierre. Lo de Sergio –centenario por siete minutos– fue tan circunstancial como lo de Löic y Alassan. No pidamos más. Incluso ante un equipo fantasma, se trataba solo de ganar. Bajando las Asuncionistas, nos queda el Cine Víctor.
(1) CD TENERIFE: Soriano; Aitor Buñuel, Amo, Sipcic (Sergio González, m.83), Medrano; Alex Corredera (Nacho, m.69), Aitor Sanz (Loïc, m.90+3); Luismi Cruz (Alassan, m.90+3), Roberto López, Elady (Bodiger, m.69); y Ángel.
(1) AD ALCORCÓN: Anacker; Iago López, Javi Castro, Chema, Morillas; Víctor García (Bustos, m.88), Yan Eteki (Mosquera, m.77), Javi Lara (Artola, m.77), Jacobo; Obieta (Alex López, m.77) y Chiki.
GOL: 1-0, m.64. Ángel.
ÁRBITRO: Alejandro Quintero González (Comité Andaluz). Amonestó al local Bodiger (m.90+7) y a los visitantes Chiki (m.17), Artola (m.86), Morillas (m.90+7), Iago López (m.90+7) y Chema (m.90+7).
INCIDENCIAS: Partido de la decimonovena jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 13.559 espectadores.
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