Muere Benito Joanet, el técnico que llevó a Primera al CD Tenerife en 1989

Benito Joanet

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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Benito Joanet, el técnico que dirigió al CD Tenerife en su segundo ascenso a Primera División, falleció este domingo en Alicante a los 84 años, víctima del coronavirus y las complicaciones derivadas de un ictus que había sufrido dos semanas antes. Recordado en la Isla como ‘Bendito’ Joanet o el ‘Tío Benito’, su trayectoria en la Isla dejó un poso inolvidable pese a limitarse a un solo curso.

Su trayectoria en el CD Tenerife es la de los entrenadores que se encuentran un equipo para la permanencia tranquila —el que le fabricó José Antonio Barrios como secretario técnico— y son capaces de exprimir hasta la última gota de la capacidad de sus futbolistas. Vehemente a ratos, pero bien dotado para la explicación, Joanet fue callando bocas primero y generando admiradores rendidos después.

Para la primavera de la temporada 88-89, cuando el CD Tenerife se había sacudido las dudas del comienzo del campeonato, Joanet ya había dado con un eje inamovible. Belza en la puerta, Herrero y Lema el centro de la zaga, David y Guina como medios centros (con gol, además) y Rommel Fernández arriba, para meter tantos goles (17) como miedo por su imponente remate de cabeza.

Acabando junio, y pese a una sonada sublevación de la plantilla a cuenta de las primas por el ascenso, el CD Tenerife se puso en las manos de Joanet para creer en la posibilidad de acabar con el Real Betis, que llegaba a la cita a doble partido (el primero en Santa Cruz) con tanto cartel (Pumpido, Rincón, Calderé, Chano…) como desconfianza en sus posibilidades de conservar su plaza en Primera.

Así fue. El miércoles 28 de junio de 1989, el Tenerife arrolló al Betis (4-0) y dejó resuelto su segundo ascenso a la máxima categoría. El domingo siguiente a aquel miércoles frenético en el Heliodoro, ni el ambiente, ni las patadas, ni un arbitraje permisivo de Ramos Marco sumaron más que la ‘mano’ invisible del ‘Tío Benito’, ese técnico que hacía desparecer el dolor o el miedo de sus jugadores.

Joanet no aceptó la oferta de renovación del presidente Javier Pérez y abandonó la Isla —“la peor decisión de su vida deportiva”, reconocería años después—, pero dejó un sello de bonhomía indeleble y un halo de caballerosidad y trabajo que el tinerfeñismo nunca olvidó. Su fallecimiento este domingo como otra de las víctimas de la pandemia del coronavirus obliga a llorar su pérdida en la intimidad, a la espera de que la vuelta a la normalidad permita al CD Tenerife rendirle honores públicos.

Nacido en Esplugues de Llobregat (Barcelona) en 1935, Joanet fue antes que entrenador futbolista en Primera y Segunda División (más de 200 partidos como portero del RCD Espanyol y Deportivo, entre otros), se preparó como técnico siendo ayudante del mítico Arsenio Iglesias y en el verano de 1997 se hizo con la dirección del Hércules de Alicante, su localidad de adopción, al que hizo protagonista de su mejor etapa en Primera.

En Alicante cimentó una carrera de casi cuatrocientos partidos —con ascensos a Primera a Cádiz y Castellón—, que acabó en el curso 91-92, cuando fue llamado de urgencia para tratar de evitar el descenso a Segunda B de la UD Las Palmas. Sustituto de Roque Olsen, Joanet solo aguantó diez jornadas (dos empates y ocho derrotas) para dar paso a Mamé León, ya sin margen para milagros. Los amarillos cayeron al pozo y Joanet pasó al olvido.

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