El segundo notable del Tenerife le da los puntos en Huesca
El Tenerife de Garitano cerró la segunda estación del vía crucis de la Segunda División con otra faena completa que pudo cerrar antes del descanso, pero nunca vio comprometida desde el temprano gol de Roberto López. Los blanquiazules fueron superiores en todas las suertes a un Huesca de circunstancias. No explica tanto el 0-2 la flojera del cuadro de Ziganda como el mejor funcionamiento colectivo del Tenerife, más hecho en el arranque liguero y letal lo suficiente gracias al protagonismo de Waldo.
Como el resto, al extremo de Badajoz le dio con cumplir lo que exige este nuevo proyecto –una constancia continua antes de nada– en lo que firmaba los dos goles de la noche. Sin ser suyo el primero (m.14), el remate de listo de Roberto –un cabezazo picado imposible para Álvaro Fernández– no podría haber sido sin el talento de Waldo para inventarse, caído a la banda izquierda, un pase en la línea de fondo con el empeine derecho en lo que Nieto llegaba a encimarle, como esperando un duelo que el otro rehuyó con una genialidad previa que valió por media entrada.
Luego sí fue suyo por completo el 0-2, amaneciendo la segunda mitad y justo en la primera pelota que el Tenerife puso en el campo del Huesca (m.50). Un balón llovido al área, un lío de Rubén Pulido para controlarla a espasmos en lo que Waldo le discutía la posesión hasta que la cosa acabó en un robo y un remate cruzado –sencillo comparado con la asistencia del 0-1– que obligó al Huesca a una sucesión de pelotas al área y llegada atropelladas de las que solo una estuvo cerca de ser gol.
Fijado el desenlace, el Tenerife le dio el balón a los locales y solo entonces se pareció algo al Tenerife inerme de otro años, cuando se aculaba con el viento de cola y se apuntaba a una lluvia de ocasiones rivales esperando no mojarse. Con un matiz: el Tenerife dio un paso atrás con la victoria abrochada y fiado a un rendimiento –el de estas dos primeras citas en lunes– en lo que lo más grosero que concede es una falta lateral y cerca del área. Como ese tiro libre de Óscar Sielva (m.58), roscado hacia dentro, que frenó como pudo Soriano en lo que el balón volvía rechazado para un escorzo imposible de Iván Martos, que sólo atinó a mal rematarlo por encima del larguero.
Pasado el susto, Garitano movió piezas lógicas –tirando de Nacho y Ángel en cambios de hombre por hombre– y otras del entrenador sin esquemas prefijados que se intuía. Con casi media hora larga por consumir –incluido un alargue de nueve minutos–, retiró a Roberto y a Waldo y colocó a Amo para hacer de stopper entre los centrales y los medios con Elady tirado a la siniestra. Un doble 4-1 que hizo menos penosas las pugnas que Ángel no podía ganar a Jorge Pulido y el juego por la banda que perdió con el mismo Elady dentro.
Antes de entonces, el Tenerife respondió a lo que también se intuye que le pide Garitano. Presión en campo del Huesca negándole la salida por el centro y, ya con la posesión ganada, búsqueda continua de los extremos y el diez para combinar por dentro o caer a los flancos. En el derecho, otra vez a pierna cambiada, se vino al tendido del siete este Luismi Cruz que se promete definitivo para tardes de más exigencia.
Poco exigido por el desarrollo del partido, hoy le dio para adornarse cuando se pega el balón al pie y tanto lo esconde en lo que le dobla Mellot o se arranca hacia dentro buscando a Roberto López, otro que honra el rol del diez en el fútbol. No por otra cosa que la cercanía en el tiempo, un puesto despreciado en el esquema del que venía el Tenerife. Y un homenaje inconsciente a jugadores totales de otra época como Justo Gilberto o Jorge Fernández, que tanto engrandecieron al Heliodoro y al Tenerife.
Y otro rasgo de identidad que debe apuntarse. Ahora es un equipo que no la rompe por sistema para ver lo que le da la segunda jugada de un rechace. El Tenerife de Garitano, si puede, busca un pase de seguridad o un apoyo en corto para comenzar de nuevo desde su parcela. El detalle se agradece a la vista, descansa a los protagonistas y evita un peloteo de ida y vuelta tan propio, tantas veces, de esta categoría.
Así que con un gol sencillo en dos pases –la obrita de Waldo nació de un balón al desmarque al espacio que puso Medrano desde la medular– y otro que solo fue un ejercicio de fe, el Tenerife redondeó la visita a Huesca en lo que no perdía el sitio y hacía la mayoría de las faltas donde y, especialmente, cuando debía. En dos semanas le hasta costado ya una docena de tarjetas, pero visto que Garitano no luce temeroso de las rotaciones –hoy nuevos titulares respecto a la primera fecha Mellot, Medrano, Sergio y Sipcic– la profusión de amarillas le sale a cuenta.
(0) SD HUESCA: Álvaro Fernández; Nieto (Gerard Valentín, m.46), Rubén Pulido (Loureiro, m.54), Jorge Pulido, Martos, Vilarrasa; Sielva, Kortajarena (M. Rico, m.89), Joaquín (Kanté, m.71), Lombardo (Escriche, m.46); y Obeng.
(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, José León, Medrano (Nacho, m.65); Sergio González (Loïc, m. 89), Alex Corredera; Waldo (Amo, m.75), Roberto López (Elady, m.75), Luismi Cruz; y Enric Gállego (Angel, m.65)
GOLES: 0-1, m.15, Roberto López; 0-2, m.50, Waldo.
ÁRBITRO: José Antonio López Toca (Comité Cántabro). Amonestó a Enric Gallego (m.24), Álex Corredera (m.45), Medrano (m.46) y Luismi Cruz (m.57).
INCIDENCIAS: Partido de la segunda jornada de la Liga Hypermotion 23-24. Estadio del Alcoraz ante 5.434 espectadores. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio por los abonados fallecidos durante la pasada temporada. Los jugadores de ambos equipos saltaron al campo con camisetas de ánimo a la población de Tenerife por los efectos del incendio forestal que asola la Isla.
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