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“Estos han sido los diez mejores años de mi vida”

El jugador estadounidense Jim Moran, exalero del Gran Canaria, que recibirá un homenaje el próximo domingo antes del partido ante el Real Madrid en el Centro Insular de Deportes, ha manifestado en una emotiva rueda de prensa que espera “no llorar”, pero no lo puede prometer.

El neoyorquino defendió la camiseta isleña durante diez temporadas y es el jugador amarillo con más encuentros disputados (358), minutos jugados (7.452), triples convertidos (336) y recuperaciones de balón (296). Su camiseta, con el dorsal 20, será retirada, en un acto sin precedentes en los 50 años del club isleño.

Moran, emocionado y nervioso, ha insistido en que no quiere pensar mucho en el homenaje, ni imaginar cómo será, “porque no quiero llorar”, aunque ha asegurado que será un día “increíble, muy importante” en su carrera profesional y en su vida.

El exjugador amarillo ha insistido en resaltar el valor de los aficionados locales. De hecho, lo que más desea es ver “las caras de los familiares” que le han acompañado desde EEUU cuando salten a la cancha y vean lo que les ha contado durante los diez últimos años, según informa Efe.

“Esta es mi segunda casa, soy un canario más, y ha sido un placer jugar aquí”, ha recalcado, antes de admitir que le resulta “extraño” que un jugador, siendo extranjero, haya permanecido diez años en el mismo equipo, en los que han sido sus “mejores años de baloncesto”.

Asimismo, ha reconocido que no puede explicar lo que sentirá al saltar a la pista y ver “a 5.000 personas” coreando su nombre. “Somos como una familia, los aficionados aquí son parte del equipo, lo más importante”, ha insistido. Y, cuando se le ha preguntado por sus mejores momentos deportivos con el “Granca”, ha vuelto a referirse a ellos: “Los partidos de la Copa del Rey, con tantos seguidores amarillos siguiéndonos fuera de la isla”.

Moran entiende ahora “la mentalidad de los aficionados”, porque en su nuevo rol se considera “uno más del Granca”. “Porque no soy seguidor de los Knicks”, ha matizado el neoyorquino.

A sus 34 años, Moran no juega al baloncesto profesional y lleva una vida “normal, diferente”, pero quiere seguir trabajando “cerca del deporte” para evitar ponerse “un traje, una corbata e ir a una oficina”.

Vive en Nueva York, aunque echa de menos Gran Canaria: “La gente en España quiere ir a conocer mi ciudad y yo lo que quiero es volver aquí”. Sin embargo, ha reconocido que será “difícil” fijar su residencia en la isla “tan lejos” de su familia. También se ha referido a la retirada de su camiseta: “Cuando tenga niños y vuelva a la isla, se la enseñaré. Es un orgullo”.

Ha tenido palabras para recordar a sus tres entrenadores, Manuel Hussein, Salva Maldonado y Pedro Martínez, de los que ha aprendido “mucho con cada uno de ellos”, así como del ex presidente Lisandro Hernández, “un padre” para él desde que llegó.

Tampoco se ha olvidado de antiguos compañeros “que son buenos amigos fuera de la cancha”, ni de fisioterapeutas, médicos y directivos, y mucha gente a la que necesita “agradecerles tanto” tras una década defendiendo al club isleño en la elite del baloncesto español.

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