Primera victoria del CD Tenerife en un derbi ante la UD Las Palmas
Ñito; Colo, Correa, Jiménez; Villar, Borredá; Zubillaga, Santos, José Juan, Padrón y Domínguez. Ellos fueron, junto a Heriberto Herrera, los protagonistas de la primera victoria del CD Tenerife sobre la UD Las Palmas en el superclásico del fútbol canario. Fue el 13 de noviembre de 1960 en un Heliodoro Rodríguez López que registró lo que era entonces el mayor lleno de su historia, con casi 20.000 personas en las gradas en un escenario con capacidad para 15.000 espectadores, la mayoría de ellos sin asiento.
En 1950, en la promoción a Segunda, la UD Las Palmas ganó los dos partidos al CD Tenerife. El balance de los derbis ligueros era más equilibrado: dos empates en dos partidos.
Pero el aficionado local estaba rascado. Porque en el primero de esos choques de liga (1-1), jugado en el Insular en el curso 53-54, sólo el árbitro impidió el triunfo blanquiazul. Y en el segundo, la igualada (0-0) arañada en el propio Heliodoro le dio a la UD el punto que necesitaba para ascender a Primera División, algo que celebró en el propio césped. Y luego había estado media docena de años en la élite sin devolver visita. Sin olvidar, el precedente de 1950.
El Heliodoro, por tanto, tenía ganas de derbi. Y ganas de revancha. Además, había argumentos para el optimismo: los blanquiazules eran líderes del grupo Sur de Segunda División, en el que había quedado encuadrada Las Palmas tras su descenso. Y los de Herrera atravesaban la mejor racha de su historia, tras sumar cinco victorias y un empate en sus seis compromisos anteriores, algo impensable en una época en la que el factor campo tenía un peso decisivo y ganar como visitante era casi un imposible.
La llamada 'malla herreriana' daba resultados y el equipo blanquiazul optimizaba su trabajo defensivo. De hecho, el equipo blanquiazul venía de ganar al Córdoba con el marcador preferido de don Heriberto: 1-0 y gol de Santos. Esa tarde de domingo ante el eterno rival repitieron fórmula: 1-0 y gol de Santos. Pero costó mucho. En el primer período, los locales asediaron el área rival, donde su técnico, Casimiro Benavente, montó un cerrojo. Y donde su portero, Antonio Betancort, lo paraba todo.
Se llegó al descanso sin goles. Y tras el intermedio, la superioridad blanquiazul resultó abrumadora. Pasada la hora de juego, una colada de José Juan obligó a la salida desesperada del guardameta amarillo, que sufrió un encontronazo con el delantero y salió malparado. Mientras lo atendían las asistencias, Juan Padrón se acercó al Betancor y le dijo: “No seas tonto, vete del campo antes de que recibas un gol, que tal y como va el partido no va a tardar en llegar”. Betancort hizo oídos sordos a esa recomendación.
Fue un error, porque dos minutos después llegó el tanto de Santos. “Betancor no me hizo caso y salió perdiendo”, explicaría Padrón a los medios locales al acabar el choque.
Tras el tanto, el portero grancanario ya aceptó que no estaba en condiciones de jugar y fue suplido por Ulacia. Luego se lesionó César Nelli y Las Palmas se quedó con diez, pues entonces sólo se permitía la sustitución del portero. Y ahí se acabó el partido.
Porque Heriberto Herrera en el banquillo y ventaja en el marcador era sinónimo de triunfo.
Y si el rival estaba en inferioridad, ya no había duda alguna de la victoria. Incluso en un derbi, el primero que acabó con triunfo blanquiazul.
(*) Capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.
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