Angustiosa e imparable pobreza infantil

En un reciente informe hecho público por Save the Children nos da a conocer la noticia de la ignominiosa pobreza infantil en España, que ocupa el penúltimo lugar en Europa de pobreza y miseria infantil, siendo el último Rumanía. Asegura que el 80% de los niños y niñas que malviven en nuestro país bajo el umbral de la pobreza, puedan ser también pobres de mayores. En la Actualidad, uno de cada tres niños en España está en riesgo de pobreza extrema o exclusión social. A estos infortunados menores que perviven en la profunda tristeza que les genera la pobreza, se les presenta un negro futuro –además del presente en sus inocentes infancias–, para tener un bienestar en sus vidas. La indigencia de estos niños y niñas parece no disiparse en mucho tiempo, y si es que lo consiguen.

Estos vergonzosos informes no son alardeados por el gobierno central ni por los autonómicos. ¿Deben haberse sonrojado los administradores ocasionales de lo público en dichos gobiernos ante estas noticias? Dudo que así sea. Estos datos no llegan a los despachos de los enmoquetados, bien comidos y calefaccinados con sus estufas, de los que disfrutan todos ellos en sus cargos. Porque toda esta miseria que sufren las familias con hijos a su cargo en edad de manutención, educación y salud, tienen su origen el largo paro o la precariedad laboral en los empleos de sus progenitores (impuesta manu militari por sus mayorías parlamentarias precedentes, con la Ley de Reforma Laboral y los derechos abolidos de los trabajadores).

Se jactan en sus vociferas proclamas de los beneplácitos económicos existentes en la actualidad –según ellos, y solo de rentables bonanzas para unos pocos inversores–. Pero ocultan el suma y sigue de las angustiosas cifras, que ya son 800.000 hogares en España, en los que todos los miembros están en paro laboral, según se lee en el informe de la aludida ONG. La miseria en estos niños y niñas ha crecido, en cinco veces más, en cuanto a los niños y familias más acomodadas, que cuando comenzó la crisis en el 2008.

Son 1.600.000 de niños y niñas los que viven por debajo del umbral de la pobreza. Esta deplorable cifra significa que no tendrán una infancia feliz, ni al menos, alcanzar los mismos derechos que establece la Constitución (papel mojado) en los accesos a la alimentación digna, buena educación y protección de la salud en todos los infantes. Ni tampoco se hace valer el derecho al trabajo de sus padres. El Estado, a estos deberes que figuran en la Carta Magna les pone las mayores trabas en sus inviolables derechos. Muy prometedor y de Jauja es el texto que se recoge en la citada Constitución española, que sobre el papel todo es magnífico, pero la realidad es bien distinta, olvidada y sobreseída bajo sus espurios incumplimientos. Curiosamente, la Constitución en su ‘sabio texto’ no recoge nada a favor de los adinerados, pero tienen todos los derechos administrados en su favor por los gobiernos.

El retroceso de las inversiones públicas en nuestro país ha sido tal, que están equiparadas con la república Checa, Eslovaquia y Bulgaria, y en las antípodas de los países occidentales de su estatus económico. Todo un ejemplo en la décima nación industrializada del mundo; y cuarta en Europa. Es una de las consecuencias de las políticas aplicadas por la ideología imperante del liberalismo económico que tanto acarician los gobiernos central y autonómicos (como el canario). Privatizar cuanto tiene el Estado y ponerlo en manos del mejor postor –especialmente de sus adláteres correligionarios del capital–. Y los ciudadanos de a pie que carguen con su cruz.

En una última alocución oficial de la Unión Europea, advierte laxamente a España del galopante incremento de la desigualdad existente entre las clases sociales en nuestro país, por lo que les exige tomar medidas reparadoras en estas alarmantes e injustas diferencias sociales, siendo uno de los países más contrastados en las clases sociales de toda la UE. Es exactamente, lo que también alega el informe de Save de Children (que se habrá hecho eco la UE de esta escandalosa noticia). Sin embargo, deja sin comentar la Unión Europea los datos de la pobreza infantil, con una suma desde 2008 a 2015, de 424.000 niños y niñas en extrema pobreza; ni los cientos de miles de hogares que no perciben un céntimo por el derecho al trabajo de sus moradores, que denuncia la citada ONG.

Es paradójica la hipocresía de la Unión Europea en su usura y exigencias de aplicación de recortes al Estado español, quedando muy bien de cara a la galería, porque en un constante asedio al Gobierno de turno, le fustiga a que haga más recortes en la economía de los presupuestos estatales y autonómicos. Y sigue advirtiendo que la inquisidora troica vendrá a imponer, mediante duras amenazas de intervención, sus devengos por las deudas contraídas con la banca europea en las épocas del ladrillazo –y de pingües beneficios para unos cuantos–.

Estos datos manifestados por Save the Children, parecen ser que son extraídos de un desgraciado país africano, a la vista del Gobierno. Nada de esto cuenta para los políticos, solo existen promesas y más promesas en sus programas electorales. Lo único que cuenta para este Gobierno, y otros partidos, es la vergonzante corrupción que se denuncia día a día en los juzgados. Inmundos personajillos a quienes defienden a capa y espada (deben ser todos de la misma cofradía) en sus facciones partidarias; y la defensa a ultranza de las puertas giratorias para sus señorías y demás pesebristas de lo público; y lo privado, por sus beneplácitos logros y en pago a éstos.