Espacio de opinión de Canarias Ahora
Por la boca muere el salmón
Cuando dio el salto a Madrid creyó que todo el monte era orégano. Como la paloma de Alberti, creyó que el norte era el sur y se dio un gran batacazo. En Canarias le fue fácil mentir durante tres largos lustros y muchos se creyeron sus mentiras. Pensaba que en Madrid sería igual de fácil engañar no solo a sus contrincantes sino también a sus propios conmilitones.
Casi lo consigue. Rajoy se bebía los vientos por él, ambos se piropeaban hasta partir juntos un piñón. Se hizo tan fuerte en el gobierno que hasta algunos lo colocaban como nuevo hombre fuerte del partido, sustituyendo a la diferida Cospedal en la secretaría general.
En las islas tuvo más fácil quedarse con el personal porque tenía controlada a mucha gente pusilánime y sin escrúpulos, pero en Madrid lo han mirado con lupa de mucho aumento por la que se vislumbraban los poros más diminutos de su piel, de su cara dura. Creía que iba a salir indemne de las críticas políticas, las acusaciones periodísticas y las denuncias judiciales.
Creía que en Madrid, en el ministerio, podría caminar como Pedro por su casa. Pero se equivocaba. Como la paloma de Alberti, se equivocaba. En los últimos días de pasión le han vuelto sus ancestrales tics, señal más que evidente de que el nerviosismo anidaba de nuevo en su cuerpo. Nunca un ministro hizo más el ridículo en vivo, en directo y en diferido.
Cada vez que salía a la palestra a dar explicaciones le cogían en otro renuncio. Mentira tras mentira. Ahora que estamos reunidos en el ministerio, vamos a contar mentiras, tralará. Igual que es archiconocida la frase “tienes más cuento que Calleja”, en el futuro se hará famosa la de “dices más mentiras que Soria”.
Hizo el ridículo hasta el final, con un comunicado repleto de faltas gramaticales, un ladrillazo elaborado seguramente por su hasta ahora jefe de prensa, el periodista más indocumentado e ignorante de Canarias que ahora no se le ha quedado cara de tonto porque ya la traía de serie. Cada vez lo defienden menos en su propio partido porque ya no le tienen miedo, aunque todavía tiene fans que lo denominan “buena persona”, por lo que se ve que no lo conocen mucho.
Nuestro político más chiripitifláutico siempre se ha movido en aguas turbulentas y en cumbres borrascosas, entre la alegalidad y la indecencia. Todo tiene su fin. Y el de él también llegó. Dejó muchos cadáveres en el camino, pero ahora el muerto es él.
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