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El deshonor de Juan Padrón

Rafael González Morera

Las Palmas de Gran Canaria —

La verdad es que me he quedado un poco fastidiado que se haya confirmado que Juan Padrón Morales es un presunto delincuente. Con presunción, pero mala pinta. Digo que me ha molestado pero no me ha sorprendido, porque en los últimos años ya se conocían algunas historias nada éticas y muy poco estéticas, pero ningún juez le había sentado en el banquillo y siempre tuve esperanzas de que no se confirmara lo peor que se presentía de Padrón. Me ha molestado porque le conocí en la temporada 1962/63 estando los dos equipos canarios en Segunda División, y mi primera entrevista a Juan Padrón fue una “de caseta” al terminar el choque entre los dos conjuntos, y ya tuve una buena impresión como persona preparada, con una amplia cultura. Pero fue en la temporada del tercer ascenso cuando más llegué a dialogar con el jugador lagunero, en el ciclo 1963/64 que terminó en Abarán con victoria, ascendiendo la Unión Deportiva de nuevo a Primera División. Precisamente en el mes de noviembre de 1963 se disputó el Tenerife/Unión Deportiva en el “Heliodoro Rodríguez López”, y fue además el último que jugó Padrón contra el equipo amarillo, porque esa temporada siendo muy joven, con 28 años, se retiró del fútbol. Del “Diario de Las Palmas” fuimos a Santa Cruz mi jefe Luis García Jiménez, el fotógrafo Juan Santana, y el que suscribe. Y de nuevo paliqué con Juan Padrón, que dicho sea de paso por entonces ya tenía un gran don de palabra y era muy extrovertido y comunicativo.

Para los futboleros consignar que el resultado fue de 1-1, con gol de Gilberto II por el Tenerife, que al año siguiente fichó en la Unión Deportiva, y por los amarillos marcó Juan Luis. Por cierto, un punto muy importante, casi decisivo, el conseguido en el “Heliodoro” para luego conseguir el ascenso. Una de las cosas con las que simpaticé con Padrón era que se inició como futbolista en el Hespérides de La Laguna, y como simpatizante lagunero y no chicharrero, ese hecho también me agradó. Años más tarde, siendo ya presidente de la Federación de Fútbol de Tenerife y Vicepresidente de la Real Federación de Española de Fútbol, le hice una amplia entrevista para “La Provincia”, y me siguió dando una impresión muy positiva, de hombre preparado y conocedor a fondo del fútbol. En este diálogo amplio y profundo sobre el fútbol canario realizado en el porche del Hotel Santa Catalina, con Fernando Hernández Gil (en paz descanse) haciendo las fotos del reportaje, una vez más tuve una grata impresión de Juan Padrón, era un hombre de derechas pero muy correcto en el trato, aunque en ese año de 1989 ya estaba montado en el rol de la (presunta) corrupción con Ángel María Villar por lo que se viene destapando ahora.

Pero sin darme cuenta me iba por los derroteros del periodismo deportivo, y en este caso Juan Padrón representa otros muy desagradables, cogido de la mano desde hace treinta años de Ángel María Villar. Cuando dejó el fútbol pasó a trabajar en una notaría de La Laguna, en donde fue pronto oficial primero, y desde que en 1972 lo designaron como presidente de la Federación de Fútbol de Tenerife ha ido escalando en la sociedad tinerfeña, más después de llegar a la Vicepresidencia de la Real Federación Española de Fútbol, y ser posteriormente directivo de la UEFA y la FIFA, con cargos de tanto relieve como miembro de la Comisión de Finanzas de la UEFA, y del Estatuto del Jugador de la FIFA. Se da la circunstancia clave en la amistad de Villar y Padrón, que el tinerfeño llegó antes que el vasco a la Real Federación Española de Fútbol, dos años antes concretamente en 1984, y lo primero que hizo fue destituir al secretario general de entonces, Agustín Domínguez, al que luego sustituyó por Gerardo González, y como este no le bailaba el agua, lo cambió por Jorge Pérez, todo esto preparando el camino presuntamente delictivo que luego recorrieron juntos Villar y Padrón. Hijo ilustre del Cabildo Insular de Tenerife, Medalla de Oro del Gobierno canario, con una calle en Punta Hidalgo (La Laguna) que lleva su nombre, era tan temido como admirado en la isla picuda. Pero los encontronazos de Padrón con la justicia empiezan en el año 2008, con un posible fraude a Hacienda de más de dos millones de euros, y en 2010 el juez Adolfo Carretero archivó la causa en la que estaban investigados Villar y Padrón, entre otros asuntos/trasuntos de compra y venta de material deportivo, incluso por los viajes fastuosos a países exóticos, Japón, China, Singapur, etc, con todas las familias de varios directivos de la Federación de Fútbol pagados con dinero público. Mientras los fieles aficionados suspiraban y disfrutaban con “la roja”, Villar, su hijo, Padrón y compañía ganaban dinero a manos llenas. Los negocios de la trama van saliendo poco a poco a la superficie, mientras el juez Pedráz escudriña en miles de documentos. Pero para confirmar que también Padrón practica la máxima de que “familia que roba unida permanece unida” lo demuestra que su hijo Francisco Padrón García está implicado en compras de material deportivo fraudulentos y con apropiación indebida y además en operaciones que se han saltado la raya de lo legal en Televisión Canaria, y en la Sociedad Canal 7 Tenerife Sur S.A., con Antonio Plasencia que era a su vez presidente de Atlántica de Televisión S.A,, de la cual era consejero, y también su padre Juan Padrón. La hija María Padrón García, entusiasmada con las “mordidas” de padre y hermano, también tiene un historial extraño con la Federación de Fútbol de Haití. Su padre la empleó en la Fundación de la RFEF y ha mantenido negocios ilícitos que podría sentarla también en el banquillo de los acusados. ¡Manda huevos, clavijos y padrones, vaya familia!

Pero tras la entrada de Juan Padrón Morales en la cárcel se está confirmando su deshonor social y ciudadano, y de momento Unidos se Puede en Tenerife ha pedido al Cabildo Insular de Tenerife y al Ayuntamiento de La Laguna procedan a retirar todos los honores concedidos por no ser merecedor de los mismos, como el máximo que ostenta hasta ahora de Hijo Ilustre de Tenerife, Medalla de Oro del Gobierno de Canarias, y que se cambie urgentemente el nombre de la Avenida Juan Padrón Morales, en Punta Hidalgo (La Laguna), en donde precisamente tiene una fastuosa residencia de verano. El deshonor de Juan Padrón ha conmocionado a la sociedad tinerfeña y lo peor es que ahora se teme que salgan más cosas a la luz pública cuando se analicen con lupa los presuntos delitos de Villar, Padrón y demás cómplices. El juez Santiago Pedraz va a tener un enorme trabajo, hasta el punto que me comentan tendrá que postergar las vacaciones que tenía prevista para agosto en su Salamanca natal. El entramado montado por Villar y Padrón es de tal magnitud que se prevé grandes sorpresas de gente importante implicada. De momento ya aparece Rafael Cortés Elvira, exsecretario de Estado para el Deporte con el Gobierno de Felipe González, que le hizo un favor de altos quilates a Ángel María Villar, eliminando el decreto que limitaba los mandatos federativos a dos periodos, y Villar premió a Cortés Elvira metiendo a su esposa, Elena Herrero González, como jefa de los servicios médicos de la Federación Española de Fútbol, y además regalándole un millón y medio de euros a Cortés Elvira a través de una sociedad interpuesta del Grupo Santa Mónica. Eran los grandes tiempos del PPSOE, del bipartidismo, de las puertas giratorias, de la mamandurria, de la corrupción generalizada que por desgracia ha llegado al fútbol.

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