Espacio de opinión de Canarias Ahora
Doña E.coli y los pepinos
A los miles de agricultores afectados les suena a chiste los 150 millones de euros aprobados ayer por el consejo de Ministros de Agricultur de la Unión Europea, el dinero no les da ni para pagar el combustible para llevar a los pepinos no vendidos a barrancos o plantas de reciclajes. Pero después de muchas presiones a lo mejor llega el dinero suficiente para pasar este tremendo bache. Habrá que luchar para que estos ministros y burócratas europeos muestren con los agricultores por lo menos una décima parte de la sensibilidad que han tenido con los banqueros o con la industria del automóvil, o con las empresas de telecomunicaciones que han privatizado. Esperemos que al final lleguen las ayudas y los agricultores puedan pasar este bache. Y esperemos que a la famosa política de Hamburgo que provocó la alarma le pongan un bozal.
Pero, una vez superada la batalla contra la E.coli, una vez enterrado a la veintena de muertos, una vez recuperada la normalidad en los mercados agrícolas y en el consumo de pepinos. ¿Qué hacemos?¿Esperamos a la próxima crisis alimentaria?¿Seguimos haciendo lo mismito hasta que nos vuelva a asustar un nuevo superbicho?¿ Seguimos dejando que sean Lidl, Mercadona, Hiperdinos, Carrefour?los que nos digan qué frutas y verduras comemos y cuándo las comemos?¿Seguimos permitiendo que los consumidores canarios coman papas de Israel envueltas en una fotografía de papas arrugadas con mojo que supone un auténtico engaño al consumidor?¿Seguimos comprando en el Lidl de Vecindario unos tomates plantados a unos kilómetros de ese centro que antes de llegar al puestc de venta fueron enviados previamente al centro distribuidor de Guimar en Tenerife para ser empaquetados y vueltos a distribuir en las islas?¿Seguimos subvencionando con dinero europeo la importación de queso foráneo mientras los ganaderos canarios cierran el negocio porque no venden?¿Seguimos subvencionando con dinero público la importación de carnes de fuera de las islas llenas de grasas cuyo consumo nos convierte en la comunidad autónoma con mayor obesidad infantil?
Porque mientras nos entretenemos a decir qué ruines son los alemanes, mientras metemos prisas a los científicos para que localicen y ejecuten a la señora E.coli, aquí nadie cuestiona nuestro modelo productivo y alimentario. Los mismos políticos que dan ruedas de prensa comiendo pepinos son los que acuden a la inauguración de los grandes hipermercados de las empresas multinacionales francesas, alemanas o españolas que han hecho un daño enorme a nuestros agricultores y a todo el sector primario, que nos han hecho más dependiente del exterior. Más del 85% de los productos que comemos son importados, y no es porque no tengamos agua o tierra, es porque este modelo beneficia a esas multinacionales de distribución que tienen más poder que los agricultores y ganaderos canarios, que con el talonario en la mano compran voluntades políticas, recalifican terrenos y silencian las críticas en los medios de comunicación.
Frente a ese sistema tenemos a unos pequeños héroes que se dedican a la agricultura ecológica. Sin apenas subvenciones sacan adelante unos cultivos que se basan en el respeto a la naturaleza durante todo el proceso: plantación, abonos, riegos y distribución. Que respeta los ritmos de las tierras. Que se plantea una huella ecológica cero intentando que se venda en el mercado interior. Agricultores y ganaderos que renuncian a la explotación intensiva, que no tienen a los animales envenenados y hacinados. Tienen menos beneficios, salen más caro al consumidor, pero contribuyen a un modelo económico sostenible, a frenar el calentamiento de la tierra, a lograr que a nuestra mesa lleguen alimentos sin superbichos asesinos, sin conservantes cancerígenos, sin venenos incrustados.
Ya en 1996 en la cumbre de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma agricultores y productores de todo el mundo defendieron la necesidad de buscar el objetivo de la soberanía alimentaria, de apostar por el mercado doméstico frente a las grandes exportaciones de alimentación contraladas por las multinacionales (que en realidad son negocios financieros), ya entonces se dijo claramente que la apuesta por la soberanía alimentaria estaba vinculada a la seguridad alimentaria y a un desarrollo económico sostenible.
Después de esa cumbre hemos tenido Gripe Asíatica, Gripe Porcina, crisis de los cochinos? Siempre con las mismas respuestas: alarmismo, subvenciones para compensar, científicos detrás de los bichos. Pequeños agricultores y ganaderos arruinados como consecuencia de las alarmas, algunas decenas de muertos, aumento de la audiencia de los medios de comunicación gracias a las alarmas y las multinacionales de la alimentación incrementando su negocio gracias a este modelo. Por eso creo que es hora de volver al debate de la soberanía alimentaria, de apostar claramente por la agricultura ecológica, de buscar un modelo sostenible y respetuoso con la naturaleza. O entramos en ese debate o seguimos con el ruido. Pero para el ruido a mí no me llamen. El futuro de la señora E.coli me importa un pepino.
Juan GarcÃa Luján
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