Elecciones europeas 2014. ¿A quién votar?

¿Se pueden desestimar, por pequeñas que sean, las oportunidades de decir no a las políticas neoliberales de austeridad, recortes sociales, reformas laborales regresivas, privatizaciones e imposición de deudas públicas execrables y odiosas?

Pues bien, una de esas oportunidades, y no de las menores, se presentará el año que viene, en junio de 2014, cuando se celebren las elecciones al Parlamento Europeo.

Me inclino claramente por acudir a esas elecciones. Creo que constituyen una oportunidad para que decenas de millones de personas digamos que no queremos una Europa neoliberal, al servicio de una minoría de súper ricos, enrocados, emboscados en los bancos y en los paraísos fiscales; que estamos dispuestos a construir una Europa donde pueda vivir dignamente la inmensa mayoría de los ciudadanos europeos. Esa Europa es posible y un paso en esa dirección lo constituye la participación en las elecciones de junio de 2014.

¿A quién votar, entonces, para alejar la pesadilla de la Europa neoliberal y acercarnos a un modelo de desarrollo sostenible ecológica, económica y socialmente?

Es una inmensa responsabilidad contestar a esta pregunta. Más bien requiere y exige un gran debate europeo y estatal de todas las fuerzas sociales, sindicales y políticas que apuestan por una Europa democrática en la que no quepa la injusticia, la insolidaridad y la pobreza.

La responsabilidad la traslado, pues, a los movimientos sociales, a las organizaciones sindicales y a los partidos políticos antineoliberales que podrían plantearse la formación de una gran coalición que llevase una opción unitaria a las elecciones europeas de junio de 2014.

Pienso en el Movimiento 15-M, en los Indignados, en las Mareas pero, también, en sus homólogos europeos, en todos los sindicatos, mayoritarios o no, en la Cumbre Social, en la naciente Cumbre Alternativa Europea o Alter Summit, en la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y en los múltiples partidos antineoliberales, ecologistas y abiertamente anticapitalistas de Europa.

El Parlamento Europeo es la única institución verdaderamente democrática de la Unión Europea, puesto que es directamente elegido por los ciudadanos y puede ser el caballo de Troya de una ciudadanía que quiera desarmar, desde dentro, el proyecto distópico de la Europa neoliberal.

¿No es posible consensuar un programa común cuando las coincidencias de valores y objetivos de los movimientos sociales, sindicales y de los partidos políticos antineoliberales son tantas?

Sólo si nos unimos haremos renacer la esperanza, ¿a qué aguardamos?