Los extraterrestres

La venganza es plato que se sirve frío y no debe sorprendernos que Madrid aguardara siglo y medio para castigar en su persona el tesón con que los moganeros se aplicaron a destronar a Isabel II para traer la I República con su frustrada Constitución federal. Borges hablaba de “los muchos ayeres de la historia” que, a lo que se ve, Madrid mantiene vivos en su memoria rencorosa.

Va también de “ayeres” Ana Oramas. Dijo en el Congreso que podrían desaparecer de él los canarios. Es muy libre de recurrir al viejo truco derechoso de la amenaza de secesión para arrancar concesiones, pero no de insinuar que con la marcha de ella misma y de Perestelo quedaría la cámara sin canarios; salvo, claro, que los otros trece escaños de las islas que se reparten PSOE y PP los ocupen zulúes recién llegados en cayucos. Sin embargo, lo malo no es eso sino que Oramas no se aclara. No entiende que si Zapatero no ha intentado apurar la posibilidad de salir investido en primera votación es porque prefiere no adquirir compromisos previos y obligarse a pagar facturas saladas a los nacionalistas. No es consciente, Oramas, de que aprovechó la respuesta no para replicarle a ella, sino para dejar claro a los demás que el diálogo y el consenso no implica que deje de aplicar el programa psocialista. Lo que podría llevar a ATIcc-PP a obstaculizar iniciativas del Gobierno central objetivamente favorables para las islas para evitar que los psocialistas consoliden o amplíen su implantación electoral. Esa es la intención de Zapatero y adivinen quién inspira esa estrategia que agravará la esquizofrenia ática; pues ése que piensan.

Y como no hay dos sin tres, Milagros Luis Brito, la esclarecida consejera de Educación. Tras la carta a los padres, el fracaso del referéndum y el enquistamiento del conflicto, propone ahora acuerdos sobre calidad de la enseñanza con padres y alumnos, sin contar con los profesores. No sabe que la calidad bien entendida empieza por el Gobierno.

Van de extraterrestres.