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Otro fracaso más para el cambio climático
Solo se habla en los medios de comunicación de la actual crisis financiera, que sensatamente han diseñado ex profeso, los megalómanos poderes económicos del mundo del capital más bestial. Esta será sustituida en pocos venideros años, por una galopante crisis medioambiental en todos los ecosistemas. En esta ocasión será producida por la inconsciencia e irresponsabilidad de los mandamases de las políticas, en leal servicio de las órdenes de los capitostes, sobre todo, de algunos países desarrollados y emergentes, que arriman el ascua a sus finanzas, para engrosar aún más, las ganancias dinerarias. Negándose aquéllos, a rebajar las emisiones de gases envenenados a la atmósfera, con el CO2. A todos ellos habrá que pedirles atribuladas explicaciones todos los habitantes de sus respectivos países, que pudiendo haber evitado las catástrofes ecológicas que se avecinan (que ya estamos padeciendo). Aunque se nieguen a admitirlas en su veracidad.
En esta cumbre continuaron las discrepancias. ¡Cómo no!. Con las ya tradicionales discusiones bizantinas, entre las naciones desarrolladas y las emergentes, sobre las cantidades de emisiones que se deben reducir de gases tóxicos de efectos invernaderos. También se repite, como en las anteriores reuniones de Bali, Cancún, Copenhague, y ahora en Durban, con debates y polémicas de Perogrullo, para soluciones de igual modo: seguir en el limbo de los remedios, a este trágico mal del CO2. Allí se habló de reducir las emisiones en un 3%, entre los años 2012 a 2020. Y en la próxima cumbre de Catar en 2012, se augura más de lo mismo. Irracionalidad a perpetuidad. O lo que es igual: camino al desastre.
La dislocada negativa sigue enquistada en la extravagante actitud de EE UU (donde en reciente encuesta, casi el 50% de la población no cree, que el calentamiento del globo sea como consecuencia de la acción del hombre), torpedeando la cumbre con el anuncio de que no cuenten con ellos hasta el 2020. Y en ese año, harán lo mismo. Nada. Seguir deteriorando el planeta con sus emisiones de CO2. A no ser que las urgencias por los desastres les conmueva la razón y abandonen su materialismo imperecedero por el consumo. China (que contamina con EE UU, el 40% del total de dióxido de carbono ?los pequineses no ven las estrellas, por la altísima polución que sufre la ciudad de Pekín?, Rusia, Canadá, sumándose ahora, para más inri, Japón, firmante del Protocolo de Kioto; y los países emergentes: India, Pakistán, Brasil, México, etc. Por lo que el proyecto de renovar el Protocolo de Kioto se frustrará bajo este tétrico panorama.
El objetivo propuesto, como brindis al sol, de reducir en 2 grados el calentamiento, que estiman para 2020, se irá al garete en sus previsiones. Solo en los últimos 10 años han aumentado las emisiones de gases en todos los países industrializados. Parece ser, que todos estos Estados están exentos o tienen bula celestial, para ser pasto de las catástrofes naturales, como consecuencia de este maléfico trato que le damos al planeta. Solo nos queda a los ciudadanos, sin el poder político (únicamente con el inservible voto), de salir a la calle y barrerlos de sus interesadas poltronas. Todos los Estado que acudieron a esta farsa, se han irán con las alforjas vacías ?o llenas, con las que acudieron de avaricia, catástrofes naturales y muerte inmediata?. Mientras el suicidio colectivo, de este haraquiri por el cambio climático, no parará hasta su tragedia final, por envenenamiento de todas las especies y hacer imposible la vida en la Tierra.
Bajo las acuciantes recesiones de las naciones por las crisis financieras, se ha producido una reducción de las inversiones por el déficit público, en la proyección de energías limpias, en todas las diez naciones más industrializadas del mundo. En todas ellas se ha disminuido en 34.000 millones hasta 2015. Solo en España, esa merma ha sido de 4.700 millones de euros. A la postre, al final de esta infértil reunión de Durban, seguiremos con más humos de efectos invernaderos, y más soluciones de aguas de borrajas (o de aguas infectadas en mentes de podredumbres). Pero sobre todo nos reafirmamos, que la única especie de destruye su medio ambiente y su hábitat es el irracional homo sapiens.
Teo Mesa
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