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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

Iconoclastia El cinismo hecho carne

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Aznar dijo que el miércoles fue un día muy triste para él y para España (los caciques patriotas creen que los países son sólo de ellos) porque los políticos independentistas presos salieron de la prisión después de ser indultados por el gobierno de Pedro Sánchez.

La derecha española ha perdido a sus aliados de siempre a esos que conformaban los sempiternos poderes fácticos. Hasta la patronal y la Iglesia se han desmarcado de la derecha troglodita española al apoyar los indultos como paso previo a la recuperación de la convivencia.

A Aznar no le gusta que un presidente socialista haya perdonado parcialmente a los anteriores gobernantes de la Generalitat catalana aunque no dice nada de los indultos que él otorgó a una multitud de delincuentes más desalmados. 

Aznar no solo ha sido el presidente del Gobierno de España que más presos ha sacado de la cárcel sino que lo ha hecho con terroristas independentistas y españolistas, policías torturadores y políticos corruptos, entre otros especímenes incalificables. 

Al parecer para Aznar es más grave ser político independentista pacífico que un terrorista, un maltratador o un corrupto. Debe ser cosa de la superioridad moral de la derecha. El presidente popular firmó más indultos que Felipe González a pesar de haber gobernado la mitad de las legislatura que el socialista andaluz que marcó una época.

Aznar no solo batió el récord de indultos dados en España durante los últimos 40 años de democracia sino que también fue el presidente que más terroristas etarras ha acercado a las cárceles del País Vasco. 

Es bueno recordarlo ahora que los familiares de algunas víctimas del terrorismo han decidido plantar al gobierno de Pedro Sánchez por lo mismo que hizo Aznar antes y que nunca fue motivo para que se plantaran ante él como forma de protesta. 

Más grave aún: Aznar siguió acercando presos de ETA al País Vasco incluso cuando Ortega Lara estaba secuestrado por la banda terrorista. El ex funcionario de prisiones y cofundador de Vox que estuvo secuestrado cruelmente por ETA durante año y medio, lo que dura la pandemia, mostró recientemente su desagrado por que Pedro Sánchez visitara el zulo donde estuvo secuestrado y maltratado por unos repugnantes delincuentes. 

Ortega Lara, que en aquel entonces pertenecía al PP como Santiago Abascal, no le reprochó nunca nada a Aznar por sus concesiones al movimiento vasco de liberación nacional, como él mismo lo llamó públicamente cuando autorizó las negociaciones con ETA. 

La inmoralidad de políticos y víctimas se hace muchas veces insoportable. Aunque tengamos que compadecernos y solidarizarnos con las víctimas, no significa que siempre tengan razón. Ni siquiera significa que actúan éticamente. Cuando el dolor y el sufrimiento se truecan en demagogia partidista, las razones se convierten en sinrazones. 

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