Lecciones de Afganistán para África y para la Unión Europea
El pasado 31 de agosto, en medio del caos y unas imágenes que pasarán a la historia, se consumó la salida de las tropas estadounidenses (y de otros países de la OTAN, entre ellos España) de Afganistán. El mundo está cambiando a gran velocidad, la geopolítica está a la orden del día y lo que ha ocurrido en Asia, en términos de la pérdida de peso e imagen de los Estados Unidos (y sus aliados) en el mundo, tiene consecuencias en todos los rincones del globo terráqueo.
África es uno de los continentes en los que más se ha hablado sobre los efectos que, a medio y largo plazo, podría tener lo que ha sucedido en Afganistán. A modo de ejemplo, una de las organizaciones yihadistas que más estragos está causando en el Sahel emitió un comunicado de felicitación a los talibán y de aliento a la causa del islamismo más radical.
Para hablar sobre ello este pasado miércoles organizamos en Casa África un nuevo webinar de nuestro ciclo #ÁfricaEsNoticia. Esta vez, nos aliamos con nuestra hermana de la Red de Casas del Ministerio de Asuntos Exteriores, Casa Asia. Su director general, Javier Parrondo, me acompañó en la bienvenida de este encuentro en el que reunimos a varios expertos para reflexionar alrededor de este hecho. Lo llamamos ‘lecciones afganas para el continente africano’.
En esta conferencia virtual tuvimos el honor de contar con la periodista de TVE Pilar Requena, la persona de referencia en la cadena pública para hablar de Afganistán (y que además en los últimos años ha mirado mucho, y bien, hacia el continente africano), y con Sergio Altuna, investigador asociado del Real Instituto Elcano. Además, incorporamos la opinión a través de piezas de video de una reputada analista africana especializada en el Sahel, Niagale Bagayoko, y de dos especialistas españoles: la periodista y académica Beatriz Mesa y el analista Jesús Pérez Triana.
La presencia yihadista en África se manifiesta en estos momentos en países como Somalia, Mozambique, el norte de Nigeria y la República Democrática, del Congo, pero es evidente que donde más nos ocupa y preocupa es en lo que llamamos nuestro patio trasero: el Sahel. La comparación de los expertos siempre tendía a imaginar lo que podrá pasar en el Sahel en los próximos años a la vista de lo que ha acabado sucediendo en Afganistán.
Es cierto que no paran de llegar noticias, malas noticias, sobre esta región, que por momentos parece que se descompone de forma acelerada y hace muy complicados (golpes de Estado incluidos, con los consiguientes cambios de interlocutores, etc.) los intentos de apuntalar estructuras que permitan que la cooperación actúe y que logre avances que la ciudadanía perciba en su día a día.
La cuestión que se puso sobre la mesa de nuevo y que reaviva el debate entre los expertos es saber si las fórmulas que los países europeos están aplicando en casos como los del Sahel, en la que los componentes securitarios tienen mucha más visibilidad que las inversiones en desarrollo o en cuestiones políticas y de gobernanza, pueden estar condenadas al fracaso, si se calcan de las que durante estos últimos 20 años se ha aplicado en Afganistán y, como hemos visto, han fracasado estrepitosamente.
“Europa tiene que aclararse”, dejó claro Pilar Requena, que sostuvo que la Unión Europea debe actuar al unísono en África si quiere tener credibilidad. Si uno de los errores claros de la actuación internacional en Afganistán fue que los Estados Unidos siempre fueron a la suya y el resto de países actuaban, como dijo Requena, “en modo comparsa”, en el Sahel es fundamental que la Unión Europea sepa presentarse como un ente único y no condicionado por los intereses de un solo país, en este caso Francia, que es quien mayor presencia e intereses históricos tiene en la región.
El analista canario Jesús Pérez Triana nos recordaba en su intervención algo fundamental: “No tenemos que olvidar que los principales protagonistas de lo que sucede allí son los actores locales”. Se preguntaba si la intervención europea deslegitima y debilita a los gobiernos locales frente a su ciudadanía y nos planteaba una revisión de nuestra manera de diseñar las intervenciones europeas en el mundo.
En esa misma línea, Niagalé Bagayoko, presidenta de la Red Africana de Expertos en Seguridad, se quejaba de la impresión que se extiende entre los analistas de la realidad africana de que las intervenciones que se llevan a cabo son extremadamente estandarizadas y no tienen en cuenta las particularidades de cada región concreta.
Sergio Altuna, por su parte, nos desgranó las diferencias que hay entre los talibán y los yihadistas que operan en África, unos (los afganos) de carácter mucho más tradicionalista, de instaurar su viejo régimen en el país (con el retroceso enorme que supone, como hemos visto, para las mujeres), y otros (los yihadistas) con una misión y un objetivo centrado en la lucha contra el enemigo occidental. Las palabras de Altuna me recordaron a una frase del excelente reportaje que un periodista español, Agus Morales, publicó esta misma semana sobre Afganistán en la revista 5W, que les recomiendo y que resume perfectamente qué ha pasado en el país asiático: “Lo viejo acaba de nacer en Afganistán”, escribe.
Ya he hablado en varias ocasiones del Sahel y de la importancia que tiene lo que está en juego para España, y especialmente para Canarias, si la región es cada vez más inestable. La realidad nos golpeó duramente el pasado mes de abril con el asesinato de los periodistas españoles David Beriain y Roberto Fraile en Burkina Faso. Al respecto, este pasado jueves pudimos saber que la Audiencia Nacional investigará este hecho por un delito de terrorismo yihadista, con lo que, como primera medida, sus familiares tendrán la consideración de víctimas del terrorismo. Una buena noticia o, al menos, algo reconfortante.
Por último, quiero apuntar que desde Casa África no podemos dar la espalda a un tema que por la evolución de las circunstancias está convirtiéndose en uno de los elementos más determinantes para que nuestros países vecinos se desarrollen en paz y estabilidad. Sin alarmismos, pero con las ideas claras, debemos entender que este es un tema que España y Europa consideran absolutamente prioritario. Y para el que es muy importante que Europa, como decían los participantes de nuestra conferencia, actúe unida y con un plan claro, que combine desarrollo y seguridad. Allí estaremos para seguirlo y que la ciudadanía pueda tener todas las claves para comprenderlo en todas sus vertientes.
Si bien es cierto que lo que está ocurriendo en la isla de La Palma nos afecta y nos parece pavoroso, las entidades e instituciones cuyo ámbito competencial no actúa directamente para paliar este fenómeno, debemos seguir adelante en el trabajo diario y análisis de potenciales riesgos. El mundo sigue girando. No podemos perder de vista ni la situación securitaria del continente, como hemos hecho esta semana, ni las también aterradoras noticias que recibimos cada vez que hay un naufragio de una patera o un cayuco con seres humanos a bordo. El fin de semana pasado llegaron cerca de 800 personas, y termino de escribir estas líneas sabiendo que el último naufragio ocurrido hace pocas horas suma 57 fallecidos más: 28 mujeres, 12 hombres y 17 niños. Desgarrador.
José Segura Clavell
Director general de Casa África
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