Memorandos

En una escena de la película Batman Begins, el personaje interpretado por Morgan Freeman es despedido de la empresa fundada por el padre de Bruce Wayne -más conocido como Batman- por medio de un memorando interno.

Con los avances de la técnica, tragos tan poco agradables para el responsable de personal, como despedir a un empleado han pasado a ser una operación que depende, tan sólo, de un higiénico correo electrónico o una escueta carta, enviada al departamento de correos de la propia empresa, la cual llega al destinatario sin armar el más mínimo ruido.

Claro que, como en otras tantas cosas, España sigue siendo un país donde los avances de la técnica y las autopistas de la información continúan colapsadas por la mala gestión del propio sistema y por su elevado coste, amén de la ignorancia que aún sobrevive entre buena parte de la sociedad.

Nosotros, en la patria del sol, la dieta mediterránea, siesta institucional y la crisis endémica preferimos un medio de comunicación tan sofisticado e innovador como radio macuto.

¿Para qué molestarse en dar una información clara y concisa cuando el rumor, el chisme, y los corre ve y diles forman parte de la esencia misma del entramando laboral y social de este país de recias tradiciones?

Y es que, a estas alturas de la película, nadie puede dudar de lo bien que llegan las informaciones, captadas mientras se está tomado el décimo sexto café de la mañana, o leyendo las noticias en el reservado asiento de un baño.

Es, entonces, cuando el mentado corre ve y dile comienza su labor de desinformación, transformando un sencillo comentario o un dato cogido entre le ruido de las cisternas de los baños, en una verdad absoluta, la cual debe ser propagada como reguero de pólvora.

Así, sin perder tiempo, el rumor vago, impreciso, sesgado y, en muchas ocasiones, malicioso toma cuerpo, y se convierte en una noticia digna de figurar en la programación matutina de radio macuto.

A partir de entonces, y desde la primera hasta la última planta de una empresa cualquiera, la difusión de radio macuto, radio patio, o radio chisme ejercerá su labor de constante machaqueo, no perdiendo oportunidad de golpear los oídos de cuantos caigan en su radio de acción.

Gracias a su inestimable labor, en menos de un día, el fugaz comentario se convertirá en el titular del día para quienes gustan de destripar la actualidad sin pararse a contrastar la veracidad de las mismas.

No en vano, y según las encuestas publicadas durante los últimos días, los españoles somos los más chismosos en el trabajo, superando la media europea en casi quince puntos. Las causas, que las hay, son muchas, aunque sólo comentaré dos.

Una, fomentada durante décadas y reflejada en una serie como Aquí no hay quien viva, A.K.A La que se avecina es la costumbre de airear los problemas por los patios de la casas de vecinos. De ahí radio patio, dirigida, en su mayoría por las porteras y porteros que todavía cuidan de la integridad de muchas comunidades de vecinos españolas o por aquellos que no tienen nada mejor que hacer.

La segunda, mucho más importante y grave, es la falta de comunicación entre el empresario éL y sus subordinados, ellos.

Por estos lares se tiene la costumbre de lucir los galones de dirección con la misma frivolidad y falta de seso que aquellos militares que presumen de sus galones sin merecer llevarlos cosidos en sus uniformes.

Ser responsable es una tarea mucho más compleja de lo que muchos piensan, y demuestran con sus torpes actos y, difícilmente se logra que un grupo de trabajo rinda lo que se espera de él si el jefe, responsable o... lechuguino al cargo no es capaz de comunicarse de una manera clara y fluida.

Los misterios, los dobles sentidos y los enigmas están muy bien para las novelas de Agatha Christie, pero en la vida real, tener la sensación de que se está en un campo de minas, continuamente, ni es agradable, ni rentable para ninguna empresa que pretenda ganar dinero.

Muchos son los que piensan que propagando medias verdades o medias mentiras se logra que los trabajadores funcionen mejor. Sus calenturientas mentes no pierden la oportunidad de alentar el miedo y el desasosiego entre los asalariados de una empresa si, con ello, se tiene la sensación de estar dominando el cotarro.

Sin embargo, la realidad, por lo menos, fuera de nuestras fronteras, demuestra que cuando las personas saben el terreno que pisan suelen comportarse de una manera más coherente y funcionan mejor sin tener que sobrellevar los temores de vivir en un constante estado de incertidumbre.

A poco que se piense, y analizando las cosas de la manera más fría y objetiva posible, a nadie le debería importar que Radio macuto cerrase sus puertas por falta de material.

De esa forma cada uno se metería en sus asuntos y cuando alguien quisiera enterarse de algo acudiría a la fuente, en vez de tratar de descifrar los encriptados mensajes que los mismos de siempre sueltan a los cuatro vientos, emulando a los juglares del medioevo.

La diferencia con estos últimos es que ellos, los juglares, sabían contar historias y sus cantos transmitían tradiciones, historias y relatos que ayudaban a desarrollar la mente.

Los corre ve y diles actuales, no saben contar las historias, carecen de toda gracia, y les mueve la mezquindad antes que el interés por transmitir tradiciones ancestrales entre sus oyentes. Su pasión es la de sembrar la ponzoña y contentar a su “señor” y, tal y como están las cosas, su exterminio ayudaría tanto o casi más que el cierre de radio macuto a mejorar la calidad de vida de nuestro esperpéntico país ¿O, en realidad, no lo creen así?