Espacio de opinión de Canarias Ahora
Miénteme, por piedad
Sabemos que los políticos mienten en las campañas electorales y también en las precampañas. En realidad mienten siempre como auténticos bellacos.
Por eso me entró la risa cuando escuché a Carmelo Ramírez decir que Nueva Canarias no pactaría nunca con Vox.
Hace unos cuantos años, cuando Carmelo Ramírez pertenecía a Coalición Canaria, vociferó a diestra y siniestra en una campaña electoral que jamás pactaría con el Partido Popular. “Con el PP, ni de coña”, decía taxativo el candidato nacionalista al Cabildo de Gran Canaria.
Lo repitió tantas veces en la campaña que ya resultaba cansino y plúmbeo. Cuanto más lo decía en público, menos se lo creía en privado. De hecho, nada más comenzar el mandato, los supuestos nacionalistas de Coalición Canaria ya habían pactado con el Partido Popular. Y no solo en la isla de Gran Canaria sino que también lo hizo en el Gobierno de Canarias cuando Román Rodríguez, ahora presidente de Nueva Canarias, era el titular del Ejecutivo regional.
Hasta ahora los nacionalistas canarios siempre se han vendido al sol que más calienta o al árbol que más sombra da, valga la paradoja. Y hasta la redundancia, por lo de abundancia, riqueza, exuberancia u opulencia.
Es verdad que hoy parecería inimaginable que Antonio Morales pactara con Vox en el Cabildo, pero también parecía increíble que la Coalición Canaria del asambleario comandante Ramírez llegara a algún acuerdo con el PP más conservador y reaccionario de la época.
Y al final, a pesar de sus negaciones reiteradas, Carmelo Ramírez se sentaba en el gobierno insular con sus enemigos del PP, al igual que lo hacía el nacionalista e izquierdista Román Rodríguez en el Gobierno de Canarias.
Los dirigentes políticos suelen negar en las campañas electorales lo que luego materializan después de los comicios. En realidad, la mayoría de los políticos no son de fiar y por lo tanto a uno le tiene que salir por un oído lo que le entra por el otro.
Cuando sea el día de las elecciones, vote usted lo que quiera pero no haga caso de las ofertas electorales de los candidatos. A veces es preferible votar por intuición que hacerlo después de leer un programa electoral o de escuchar lo que le cuenta un político en un mitin fin de fiesta con verbena y asadero popular gratuitos.
Miénteme, por piedad, yo te lo pido… Y tralará, tralará...
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