El negocio del agua (3)

Los artículos anteriores explicaban cómo las concesionarias de la gestión de las aguas municipales derivaban sus beneficios hacia las empresas de su grupo, traduciéndose esas operaciones privadas en pérdidas, cada vez más abultadas, para el servicio de gestión del agua municipal. Pero este método de saquear lo público no es el único que utilizan, también obtienen ingentes beneficios no invirtiendo en aquellas obras de infraestructura indispensables para el mantenimiento o mejora del servicio y con las que se habían comprometido durante la fase de licitación. Se trata de gastos indispensables para el servicio, sin embargo, las multinacionales no están dispuestas en detraer un solo euro, ni en ocupar un solo minuto, que no vaya dirigido a engordar las arcas de sus empresas filiales.

Santa Cruz es un triste ejemplo de esto que decimos. Durante el proceso de adjudicación Sacyr Vallehermoso se comprometió a destinar 165 millones a un conjunto de inversiones financiadas por la sociedad mixta, pero, hete aquí, que estas obras se condicionaron a que EMMASA obtuviera beneficios anuales. Ellos, especialistas en que EMMASA tenga las mayores pérdidas de su historia, sabían a lo que se comprometían.

Otro fraude vinculado con estas obras es elevar la oferta durante la fase de licitación para que el servicio le sea adjudicado, sabiendo que la docilidad del alcalde de turno les garantizará que nunca cumplirán con lo ofertado. También Santa Cruz es, en esto, ejemplar. La adjudicataria del servicio, Sacyr Vallehermoso, se obligó durante la fase de licitación, a entregar 45 millones, a fondo perdido, para realizar una serie de actuaciones en infraestructuras acordadas entre el Ayuntamiento y la multinacional. Siete años después no han entregado ni un solo euro y Bermúdez se ha limitado a pedirle, en época navideña, una carta a los reyes magos de la que, tan crédulo él, todavía espera respuesta.

Sacyr también se comprometió en obtener financiación estatal y europea por valor de 226 millones para obras y para ello alardeó, en la fase de licitación, de sus conocimientos en la materia ( el famoso know how que nos cuesta más de dos millones anuales ) como garantía para conseguir este dinero de la UE y del gobierno central. Hasta la fecha no han presentado ni una sola solicitud.