Espacio de opinión de Canarias Ahora
Parece que fue ayer
Garzón es sin duda el juez más mediático de España. Esa razón es suficiente para que no me guste. Es un juez progresista más odiado que querido por los dos principales partidos.
Una vez sucumbió a la oferta de Felipe González y se fue con él de número dos por la lista del PSOE por Madrid. Garzón creyó que González le iba a hacer ministro o algo parecido, pero se tuvo que contentar finalmente con un cargo de segunda fila.
Su entrada en la política fue tan sonora como su salida. No aguantó la legislatura y se marchó dando un portazo en las narices del Gobierno socialista, por lo que fue muy aplaudido por el PP, entonces en la oposición. Volvió a sus orígenes y se despachó a gusto con la corrupción del PSOE, sus filesas y sus gales. Todo eso le valió más aplauso del PP. Tras sus persecuciones a terroristas etarras, los dos partidos volvieron a subirlo a los altares como un juez impecable e incorruptible.
Un día de caza con el entonces ministro Bermejo, socialista y fiscal de profesión, contribuyó a que éste dimitiera del Gobierno. Sus investigaciones para depurar las responsabilidades del franquismo le valieron la censura del PP, único partido que no ha condenado el régimen dictatorial en las Cortes.
Husmear en la corrupción del PP en el caso Gürtel ha sido la gota que ha colmado el vaso de la derecha antediluviana, que lo instigó cuando persiguió a dirigentes socialistas y que ahora lo veta por meter las narices en su coto.
Ya digo que no me gustan los magistrados mediáticos con excesivo protagonismo, pero no entiendo por qué a Garzón se le sienta en el banquillo de los acusados, mientras a jueces que cometen prevaricación y cochecho se van de rositas, como ese de Marbella que se llevó una pasta por parte de la mafia de Roca, o esa que favoreció a un amigo dueño de una discoteca o este último que insulta a los homosexuales, las mujeres y los inmigrantes y que solo fue condenado a pagar 3.000 euros.
Mientras, el juez que procesó a Pinochet y al franquismo puede estar enterrando su carrera, por lo que Pedro Pacheco va a tener razón cuando dijo hace unos cuantos años que la Justicia es un cachondeo. Parece que fue ayer.
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