Parque marítimo

Recientemente se ha presentado el avance del Plan Especial del Parque Marítimo, un documento que encierra uno de los debates más interesantes y esperados sobre nuestra ciudad porque recogerá las propuestas para el futuro de este espacio público del litoral santacrucero.

Desde mi punto de vista, el documento, y a riesgo de generalizar, continúa con la inercia del pasado e incurre en el error de olvidar que el elemento que permitirá dinamizar la zona será el uso gratuito de los espacios públicos. En esta primera aproximación quisiera centrarme en la importancia que, para las iniciativas económicas, tiene potenciar el uso libre y gratuito de determinados espacios costeros.

Les pondré un ejemplo bastante cercano que permite afianzar esta idea. Nadie puede discutir que la actividad económica de Bajamar la genera fundamentalmente el acceso libre a sus piscinas.

En ese bello pueblo de La Laguna todo gira en torno a un espacio del litoral, gestionado por el Ayuntamiento y por el que no recauda un solo euro. Se trata de uso gratuito que, sin embargo, genera mucha economía. Restaurantes, bares, apartamentos y actividades turísticas, dependen, en gran medida, de la atracción que genera un uso popular sin precio de entrada.

Sobre esta base podemos construir el modelo del Parque Marítimo de Santa Cruz que, además de unas espléndidas piscinas, cuenta con otros recursos públicos muy atractivos: el litoral, el Palmétum, amplios espacios libres e interesantísimos vestigios históricos. Si logramos que estos recursos públicos atraigan a un gran número de usuarios, serán exitosas las iniciativas empresariales que se instalen en el lugar, lo que conllevará que parte de los gastos del mantenimiento de estos recursos puedan ser sufragados por esos comercios, bares y restaurantes.

Y también lograremos que esas actividades económicas se asocien al horario en que se desarrolla la actividad principal (piscinas, Palmétum, Castillo Negro), vinculadas al ocio saludable, de cultura, esparcimiento y deporte. Esto último es muy importante porque nos aleja de las tentaciones de imponer un modelo exclusivo de salsódromo o de ocio nocturno, que puede ser una de los mayores errores en que podemos incurrir.

En la actualidad, una jornada en las piscinas del Parque Marítimo para una familia de cuatro miembros supone un gasto superior a los sesenta euros (entrada, hamaca, sombrilla, comida y bebida), un precio más caro que, por ejemplo, el del Lago Martiánez. Continuar con ese modelo impide el libre acceso a esta zona pública de baño a las personas con menos recursos económicos y, por tanto, va en contra de la igualdad de oportunidades y de la democratización del ocio sano, además de seguir arruinando la oportunidad que representa el Parque Marítimo “César Manrique” para ser uno de los motores económicos de la ciudad.