Espacio de opinión de Canarias Ahora
Risaterapia
No sé como titular este artículo. Quizá risaterapia. Lo cierto es que en España y en Canarias los acontecimientos se van sucediendo de una forma absurda y esperpéntica, que mueve a la risa y a la rabia. Asisto a una sesión de risaterapia, mientras en el funeral de Adolfo Suárez el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, nos amenaza que puede volver a producirse en España otra guerra civil. No sé si reírme o preocuparme, y por momentos ya me veo como mis dos abuelos y mi padre en el campo de concentración de La Isleta, y a un cabo de vara dándome jarabe de palo al modo. Repaso toda la historia de Adolfo Suárez, y vuelvo a los pasajes en los cuales fue secretario general del Movimiento Nacional, partido único fascista de la dictadura del general Franco, antes de pasarse al bando de los demócratas (sic) y encabezar la llamada transición, que convirtió en transacción metiéndole goles por todos lados a Felipe González y Santiago Carrillo, con la ayuda del político franquista Manuel Fraga Iribarne, al que no se pudo inhabilitar políticamente junto a sus colegas fundadores de Alianza Popular por aquellos años de la transacción por miedo al Ejército, y dos piedras.
Veo la televisión escuchando las amenazas del fascista Rouco Varela, y llego a la conclusión que España no tiene remedio, mientras la ONU, la Unión Europea, y hasta la justicia argentina, reclama al Gobierno español que esclarezca y cree una comisión de la verdad sobre los asesinatos franquistas y las fosas comunes que hay por todas las españas. Pero todavía el exguardia civil, Jesús Muñecas Aguilar, y el agente de la Brigada Política Social, Juan Ántonio González Pacheco, alias Billy el Niño siguen en libertad, y la justicia española además se niega a extraditarlos a Argentina. Me vuelvo a la sesión de risaterapia, y me entero que Esperanza Aguirre ha formado un lio tremendo de circulación en Madrid, en plena Gran Vía, derribando motos de policías municipales, insultando a varios agentes, y además huyendo como una loca para su casa, sin que hasta ahora haya sido detenida. Me da la risa de las cosas que dice la Aguirre de la policía municipal madrileña, y Ana Botella en castellano le dice que la justicia es igual para todos, cosa que me recuerda a palabras de Juan Carlos Borbón a cuenta de su hija Cristina.
Mientras sigo con la risaterapia, veo imágenes de Ucrania, en donde aumenta la escalada de la tensión entre prorusos y prooccidentales, nueva definición de partidismo político por aquellas latitudes y longitudes, y me explica un experto politólogo que la actual Rusia capitalista es más peligrosa que la Unión Soviética socialista, porque quién manda realmente en el Kremlin es la empresa Gazprom, primera productora mundial de gas, y las petroleras Rosneft y Lukoil que también andan en los primeros puestos del orbe petrolero con gran envida de Soria, y cuyos ejecutivos provienen mayormente del antiguo Partido Comunista de la URSS y de la KGB, que se han “reconvertido” como hizo Adolfo Suárez en la España transaccional, de ahí que los comunistas rusos de hoy les llame a estos nuevos ricos “traidores”, como hacía la extrema derecha española con Suárez. Y algo de verdad hay según el color del cristal con el cual se mire.
Me llego a la plazoleta de Farray a la que no veo desde hace algún tiempo, desde que estoy mayormente metido en cursos de risaterapia, y me tropiezo con la vecina del quinto, a la que le cuento mis cuitas extrañas y asirocadas en plan Quijote y hasta Sancho Panza, y me corta el rollo de los temas internacionales y nacionales. “Pero hombre, usted ahora preocupado con lo que ocurre en Ucrania y en España, y no me dice una palabra de los Bravo, que dicen algunos expertos que quieren llevarse las dunas de Maspalomas y el palmeral para Santa Brígida, y están metidos en un bollo de testaferras, presuntas componendas, y con mucha presunción incluso están por la labor de hacer prospecciones petrolíferas en medio de las dunas, a ver si hay petróleo por aquellos lares, y de ese modo adelantarse a Soria y dejarle con tres palmos de narices. Narices, narices la de los Bravo y hasta las de Soria”. Y se marchó la vecina tan ufana y contenta, diciéndome como remate “preocúpese más de los temas canarios y deje al mundo, Europa y España tranquilos”. Lo intentaré, pero seguiré con la risaterapia.
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