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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

El ruido de las nueces

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Los hooligans de la derecha española están ahora muy animados después de que el juez García Castellón pidiese al Tribunal Supremo que investigara a Pablo iglesias por los supuestos delitos de denuncia falsa, revelación de secretos y daños informáticos.

La Audiencia Nacional ya corrigió en su momento a este juez por entender que se había extralimitado en sus funciones al considerar que Pablo Iglesias no debe ser imputado porque en todo caso sería perjudicado en este proceso que empezó cuando una colaboradora suya denunció el robo de su teléfono móvil.

Esta es una historia rocambolesca en la que aparece el tétrico y siniestro comisario Villarejo y las alcantarillas del Estado. Sin embargo, el juez García Castellón, al que le gusta tanto el protagonismo como en su momento a Baltasar Garzón, insiste en que Pablo Iglesias sea investigado por estas acusaciones. 

Sin solución de continuidad ha aparecido en la palestra Pablo Casado para pedir a Pedro Sánchez que cese a su vicepresidente segundo ipso facto. Lo más curioso es que Pablo Iglesias no está imputado todavía pero el líder de la oposición, olvidando el estado en el que se encuentra su partido metido en corruptelas y con ministros imputados por la denominada policía patriótica, sigue erre que erre para mantener la cortina de humo que eclipse sus propias vergüenzas. 

Esa policía llamada erróneamente patriótica no era otra cosa que un grupúsculo de agentes corruptos a las órdenes de Fernández Díaz, ex ministro del Interior que condecoraba a las vírgenes con las medallas de honor de la policía y se hacía servir de su ángel de la guarda Marcelo para aparcar su coche.

Seguramente toda esta movida quedará en nada. Como los avisos de temporal en Canarias, que han acabado con cuatro gotas y más sol radiante que de costumbre. Mucho ruido y pocas nueces. Cree el ladrón que todos son de su condición como cree el meteorólogo que sus predicciones son acertadas, aunque la realidad refute sus creencias. Si son más tontos no nacen. Los políticos, no los meteorólogos

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