Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

El vaso de agua

0

Más allá de ser una mera combinación de un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno de forma inodora, insípida e incolora, generalmente, que puede presentarse en forma sólida, líquida o gaseosa, el agua representa el 70% de la superficie terrestre, porcentaje de similares características si la adscribimos al cuerpo humano. Visto lo visto, es imprescindible. Incluso es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, concretamente el número 6, donde plantea que, si bien se ha conseguido progresar de manera sustancial a la hora de ampliar el acceso a agua potable y saneamiento, existen miles de millones de personas, principalmente en áreas rurales que aún carecen de estos servicios básicos. De facto, en todo el mundo, una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable salubre, dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre, según los datos que nos suministra la propia Naciones Unidas. No obstante, sin menospreciar su importancia, asumiendo que genera un bienestar generalizado, también tengamos en cuenta que, consumida de forma correcta, no hace daño teniendo en cuenta que, de hecho, a nadie debe negarse un vaso de agua. 

Con las promesas electorales pasa algo similar  más en estos momento en donde se  acercan varios periodos electorales que nos hace recordar lo que se dijo que se iba a decir y no pudo ser para, a partir de ahí, evaluar nuestro grado de satisfacción. Prometer por prometer no hace daño. De hecho, seguro que se hace con la mejor de las intenciones. ¿Quién en su sano juicio no quiere acabar con el hambre en el mundo? ¿Quién defiende algún tipo de injusticia? ¿Cómo no vamos a evitar todo tipo perjuicios y discriminación sobre el resto del entorno? Ahora bien, ¿cómo, cuándo y con qué se podrá hacer? Ahí es donde flojea el razonamiento porque todo el mundo sabe los problemas que hay que solucionar, pero pocas personas saben cómo. O, sabiendo cómo desconocen los métodos e impedimentos que permiten culminar el proceso.

Colocándonos en el día después, cuando se incumplen dichas promesas se procederá a efectuar el razonamiento contrario, intentando explicar por qué no se ejecutaron. Normalmente las justificaciones apelan a un cambio en las condiciones exógenas e incontrolables, como una pandemia, un volcán o una invasión alienígena, incluso adscribiendo los incumplimientos a la configuración jurídica de la toma de decisiones. Por esa razón, si de lo que se pretende es meramente convencer es necesario predecir qué hará la gente a través del estudio de su comportamiento de forma que, si lo que más importa es la fiesta y el fútbol, pues centrarán el tiro en ese sentido. No obstante, si nos vamos a debates de una mayor índole social puede que cambie la percepción. Pensemos igualmente en el ámbito de lo privado donde, si una parte incumple lo pactado existen vías jurídicas legales para su resolución, ya sea de mutuo acuerdo o no, mediante las compensaciones pertinentes. Sin embargo, en la política, inicialmente al no existir un contrato al uso más allá de la fe, las manifestaciones de cara a la galería permiten ganar personas partidarias y defensoras de una imagen o de una idea. A partir de ahí, la ciudadanía debe tener cierta capacidad y criterio para ver el grado de afectación sobre sus intereses y los mencionados (in)cumplimientos, con el total convencimiento que, aunque de forma individual cada cual representa un solo voto, uno a uno se terminan por convertirse en la totalidad.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats