Espacio de opinión de Canarias Ahora
Vuelven los grises
En pocos años hemos retrocedido décadas. En un santiamén, la jodida crisis nos ha retrotraído ya no a los años de la transición a la democracia sino a los más oscuros tiempos de la dictadura franquista.
La recesión no solo ha acarreado desempleo, miseria, desahucios y asaltos al supermercado por necesidad extrema. El aprovisionamiento de garbanzos y alcachofas va aparejado al regreso al pasado más miserable y opresor de libertades.
Al tiempo que aguantamos a la secretaria de Estado de Inmigración decir la sandez de que los jóvenes se largan de España “por el impulso aventurero propio de la juventud”, también sufrimos la represión institucional.
Soportamos el incumplimiento flagrante de la Constitución, ese papel mojado que se sigue homenajeando cada año (el pasado jueves, sin ir más lejos) y del que se presume con boato, aunque luego no se aplique. Derechos tan esenciales como el del trabajo y la vivienda solo se contemplan formalmente en el papel.
Los gobernantes, bien instalados en sus poltronas doradas, lanzan contra los ciudadanos impotentes e indignados a su ejército de policías que, porra en mano y ocultando sus placas de identificación, te arrean golpes cada vez que levantas la voz pidiendo simplemente justicia y sentido común.
Ese cuerpo que pareció democratizarse raudamente recuerda ahora a los tristes e impíos grises que con el franquismo se ponían las botas dando cuero a diestro y siniestro.
Esos obreros de la seguridad pública sirven hoy tanto para un roto como para un descosido, Son usados para un desahucio como para desactivar a un indignado del 15-M, para aplacar una cola del Inem como para disolver una manifestación de yayoflautas.
Los agentes obedecen disciplinadamente lo que ordenan sus superiores, sí, pero la saña con que algunos golpean a los manifestantes es de cosecha propia. No es necesario tanto ensañamiento para proteger el statu quo que solo beneficia a unos pocos privilegiados.
Si alguno se pasa, como el mosso d'esquadra que dejó tuerto a una joven en Barcelona, el juez de guardia lo exculpa porque no puede identificar al agresor. Actúan con impunidad porque el Gobierno se ha especializado en indultar a torturadores mientras a un drogadicto reinsertado lo dejan en el trullo por haber vendido una papela hace tres lustros.
Vuelven los grises y la televisión en blanco y negro. Solo falta Rajoy pescando truchas.
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