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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

África, sin Casa África

Autoridades civiles y militares invitadas el viernes al acto de Casa África en el hotel Santa Catalina.

África está en boca de todos, pero no en la acción de todos. Cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero creó Casa África designó con toda intencionalidad Las Palmas de Gran Canaria como su sede, un gesto que suponía dar contenido a tantas y tantas declaraciones de principios sobre la vocación y situación estratégica del archipiélago canario como plataforma de encuentro entre varios continentes y el que nos resulta más cercano. Durante unos años, la Casa fue un centro dinámico de relaciones en todos los vectores posibles, culturales, diplomáticos, comerciales… y se sentaron sólidas bases para que los puentes se establecieran de verdad. Al calor del empuje que le dieron los tres primeros diplomáticos de carrera se fraguaron interesantes relaciones y se visualizó la posibilidad de que esas relaciones iban a materializarse. La personalidad de esos embajadores que la dirigieron influyeron en los altibajos que vivió, y la profesionalidad de algunos de los técnicos que sirvieron en ella nos hicieron albergar a todos la ilusión de que la intencionalidad de su creación podía palparse. Los diplomáticos pasaron, algunos con más pena que gloria, y a los profesionales los aburrimos con las inveteradas miserias propias de una tierra con una miopía inmensa que no deja ver más allá de los bolsillos de algunos. El ejemplo más elocuente fue el de Luis Padilla, víctima de una infame campaña mediática en la que se le acusó –atención- de viajar mucho a África. Su destitución por el equipo que ahora rige Casa África le permitió, mira tú qué cosas, acabar en París formando parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como consejero regional para África y América Latina. Fue llamado para que optar a ese puesto por el director del Centro para el Desarrollo de la OCDE, Mario Pezzini, que precisamente estuvo este sábado en Lanzarote como ponente en el Foro Global Sur, un encuentro del más alto nivel donde no hubo ni un solo representante de Casa África.

Atavismos en Casa África

Desde que el PP llegó al Gobierno de España y José Manuel Soria decidió que había que copar todos los puestos de relevancia, Casa África entró en barrena. Al frente de ese organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, el ministro de Industria puso a un hombre de su máxima confianza, Luis Padrón. No es diplomático ni nada que se le parezca, y su relación con África se limita a la que tuvo como director de la Cámara de Comercio de Las Palmas. De hecho, la Casa se ha convertido en una prolongación de la Cámara. Tiene, por lo tanto, una visión puramente comercial de las relaciones con el vecino continente, algo verdaderamente pobre si se tiene en cuenta que a África no hay que ir a vender, sino a otras muchas cosas que tienen que ver con la política, con la diplomacia, con la cooperación, y por supuesto, con la economía en su más amplia concepción. Que Luis Padrón no tiene, o al menos no demuestra con sus hechos. Baste una de sus últimas manifestaciones públicas, de este mismo viernes, para hacernos una idea de su visión. “nos gusta ver ese continente en positivo, si bien eso no significa ocultar sus deficiencias”. Sí, se nota que al frente de Casa África ya no hay un diplomático por primera vez en su corta historia, esperemos que por poco tiempo, porque si algo está quedando claro en muchos paneles de expertos es que hay que empezar a disipar firmemente toda esa sarta de tópicos que hablan más de las “deficiencias” de África como continente de oportunidades recíprocas. Esos clásicos temores los mostró Padrón nada más y nada menos que durante la conferencia que el secretario general de la Comisión Económica para África de la ONU ofreció en Las Palmas de Gran Canaria, durante un acto que capitalizó precisamente Casa África.

100 empresarios, contando autoridades civiles y militares

La clamorosa ausencia de Casa África en el Foro Global Sur, celebrado el viernes y el sábado en Lanzarote no tiene perdón. Se trata de la segunda edición de un encuentro de notables de la gobernanza y la economía mundial que amenaza con consolidarse dada la identidad de las personas que lo están alentando: Enrique Iglesias, ex secretario de la Conferencia Iberoamericana; José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno de España, y José Carlos Díez, uno de los economistas más influyentes del panorama español e internacional. De algunas de sus conclusiones sabremos por un informe que van a editar y a través de las reseñas periodísticas, muy numerosas estos días. Como decíamos, Casa África ni estuvo ni se le esperaba, pese a haber sido invitada. Su director general, que se ha erigido en el único representante del organismo (si no va él, no va nadie a los bolos) prefirió dedicarse en cuerpo y alma al desayuno que pagó a cien personas en el hotel Santa Catalina el viernes por la mañana para escuchar al secretario de la Comisión Económica para África de la ONU, Carlos Lopes. Un desayuno que evidencia a las claras cuál es el estilo que Luis Padrón ha imprimido a Casa África, que no es otro que el de las relaciones públicas empresariales muy al al modo del que fuera uno de sus maestros, el ex presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas José Miguel Suárez Gil. ¿Qué sentido tiene que un organismo que alquila sus locales para financiarse pague entre 12 y 13 euros por persona (según fuentes oficiales de la Casa) para dar de desayunar a cien personas que caben perfectamente en su salón de actos? ¿No es suficientemente atractivo un alto mandatario de la ONU para el mundo empresarial canario que es necesario echarle de comer? ¿Cuál es el criterio de selección para dar de desayunar a empresarios y autoridades civiles y militares a un acto de esta naturaleza? ¿Se invitó al obispo? ¿Por qué no acudió?

A la ONU con Soria

Si a Luis Padilla lo acusaron sus detractores mediáticos de viajar demasiado, lo de Luis Padrón al frente de Casa África sería para equipararlo a Willy Fog. Es evidente que a un directivo de Casa África le es exigible que acuda a todos los foros de interés para la causa, pero ha de hacerlo con intencionalidad y con rentabilidad comprobables. Este lunes, por ejemplo, el actual director de Casa África estará en París, precisamente para asistir al Foro África 2014, en cuya organización se encuentra –oh, destinos de la vida- el canario Luis Padilla, elogiado este sábado en Lanzarote por Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE. Ese es un viaje absolutamente justificado, faltaría más. Otras iniciativas no lo han sido tanto, como por ejemplo organizar en el Instituto Cervantes de Nueva York un seminario sobre Inversión y Turismo en África al que fueron invitados, atención, los embajadores de los países africanos en la ONU. En realidad, el encuentro tenía todo el tufillo de ser un reclamo para dar brillo y esplendor en Nueva York al ministro de Industria y Turismo español, José Manuel Soria, mentor del muy mencionado Luis Padrón, que fue la estrella de la jornada. Que un organismo con sede en un archipiélago africano se desplace a Nueva York a explicar a embajadores africanos aspectos del negocio turístico que debería explicar a los ministros de Turismo que tiene aquí al lado a tiro de piedra no aparenta otra cosa que una solemne majadería, por no decir otra cosa de más grueso calibre. Si Casa África quiere ser realmente un centro de relaciones y de conocimiento, debe ejercer como tal, ni debe echar de comer a los empresarios locales para que oigan a un alto cargo de la ONU, ni debe irse a Manhattan a pelotear a ningún ministro del Reino.

El Zorro sí sabe dónde están los juzgados

Lamentablemente para Luis Padrón, ha sido automático hablar de él y acordarnos del que fuera uno de sus viejos jefes, el empresario venido a presidiario José Miguel Suárez Gil. El también conocido como el Zorro Plateado está siendo buscado por al menos dos juzgados de Las Palmas de Gran Canaria para que comparezca en relación con otras tantas causas penales en las que está envuelto, y ninguna pinta bien para él, dicho sea por contarlo todo. Uno de los juzgados que le busca lo quiere sentar en el banquillo para que responda de tropecientos quebrantamientos de la orden de alejamiento que pesaba contra él por haber violentado, pistola en mano, a su ex esposa, Josefina Navarrete. Pero no lo encuentran por ningún lado pese a haber constancia en el mismo edificio de la Ciudad de la Justicia de haberse constituido en él para firmar su nuevo matrimonio civil, el cuarto de su carrera. La afortunada esposada se llama Elsa Rodríguez Díaz, que seguramente ya cohabita en la mansión familiar de Tafira Baja compartiendo estancias con el hijo del Zorro y su pareja, la letrada Elisabeth Cardona Mínguez, que a su vez ejerce de defensora de su suegro. Precisamente esta confluencia de factores, que constan en el censo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, han conducido a la víctima, Josefina Navarrete, a solicitar que se deduzca testimonio contra la abogada al considerar que pudiera haber incurrido en un delito contra la Administración de Justicia al haber contribuido a la rebeldía del Zorro ante los constantes requerimientos de la justicia conociendo, como conoce, su supuesto ignorado paradero.

Tras el Icfem, las boberías

Absueltos tras más de dieciséis años de proceso penal los acusados del caso Icfem y comprobada la penosa lentitud de la justicia y la benevolencia que en su día tuvo con algunos que ni siquiera llegaron a sentarse en el banquillo, solo resta alegrarse. Alegrarse porque los que finalmente sufrieron el proceso hayan sido absueltos. Ninguno de ellos prevaricó, parece evidente, ni se lucró con los fondos para la formación en lo que bien podría considerarse la antesala de lo que hoy son los ERE de Andalucía. Se lucraron otros, no tengan duda, empresarios y sindicalistas a los que la investigación ni tocó porque fueron mucho más astutos que la Administración y que la Justicia. El segundo motivo de satisfacción es que, a raíz del caso Icfem no haya aparecido ni un solo caso más de mala utilización de los fondos para la formación y el empleo, por mucho que se empeñe el PP (desde que Gobierna en España y no en Canarias) por lanzar acusaciones sin fundamento contra el uso que hace de estos dineros el Gobierno regional. Si tuviera una sola prueba, estaría delinquiendo si no acude de inmediato a denunciarlo. Pero esta absolución de los encausados del Icfem está llevando a algunos a poner en marcha el ventilador de la mierda apuntando hacia todos lados, como si a) sirviera de algo ahora, o b) fueran ciertas sus acusaciones. Porque, por ejemplo, decir, como han dicho algunos, que Luis Ibarra (actual presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas) fue el que desde la Audiencia de Cuentas hizo el informe del Icfem que acabó en la Fiscalía es faltar a la verdad. Es cierto que a Ibarra le correspondió hacerlo por reparto, pero más cierto es que se tuvo que abstener al considerarse incompatible porque su mujer trabajaba entonces en el Servicio Canario de Empleo. El informe lo hizo otro auditor de la Audiencia de Cuentas. Resultar absuelto de una causa penal no te convierte de inmediato en el vengador justiciero. Y si te equivocas puede ser peor.

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