El ecopijismo tiene muchas aristas en Santa Brígida. De entrada, ya rechinó ese pacto con el PP y las consecuencias directas que tuvo en la reconversión que sufrieron los concejales que en la anterior legislatura denunciaron a sus actuales socios por asuntos de presunta corrupción urbanística. Pero la gestión del día día sigue deparándonos hallazgos imposibles de digerir, como el que el asesor de la concejal de Urbanismo, la ecopija Amalia Bosch, vea volar burros cada día en el Ayuntamiento de Santa Brígida y haya osado criticar públicamente al de Telde por haber legalizado las obras del centro comercial del parque marítimo de Jinámar. En Santa Brígida el grupo de gobierno (PP-Los Verdes) está tratando de hacer exactamente lo mismo con el mamotreto comercial del casco. Y don Álvaro Monzón, que así se llama, tragando sapos cancioneros del tamaño de las barbas de Jorge Cafrune.