“Vamos a gobernar con austeridad, evitando los gastos superfluos y pensando únicamente en resolver el problema del desempleo”. Claro que ese problema y todos los que aquejan a la sociedad canaria se ven de otro modo si entre los diputados del PP -autores corales de la cita anterior- y los ciudadanos plantamos unos “paneles acristalados, preferiblemente tratados al ácido, con sus materiales anexos necesarios” (...) y con sus dos “separadores acristalados móviles” como los que aparecen “en las imágenes que se adjuntan para orientación”. Los entrecomillados se corresponden con lo contenido en un escrito presentado este mismo jueves, 24 de noviembre, en el Registro General del Parlamento de Canarias por el Grupo Parlamentario Popular bajo la firma de María Australia Navarro, su portavoz. La petición tiene como objeto “proceder a la realización de separaciones modulares en la zona diáfana del grupo parlamentario en la quinta planta, para dos cubículos, con paneles acristalados”, o sea, para dividir de otra manera los despachos de los diputados. El caprichito de la señora Navarro tiene un coste no inferior a 40.000 euros, según los presupuestos que maneja el Parlamento y que la portavoz popular conoce perfectamente.