La desaparición de la subvención al agua potabilizada es un duro mazazo para la economía de las familias canarias, especialmente las de la provincia de Las Palmas, cuyos hogares se abastecen mayormente de la producción de las plantas desalinizadoras. Las empresas del sector, agrupadas en su organización patronal, han vuelto a poner el grito en el cielo porque ya no pueden seguir absorbiendo en su cuenta de resultados la caída de ingresos sin que ésta repercuta en el recibo del cliente, que es como se acostumbra a resolver estos litigios. Durante los últimos años la partida de subvenciones ha ido disminuyendo, pero en el proyecto de Presupuestos del Estado para 2013 pasa directamente a cero, lo que se convierte directamente en catástrofe. Sin embargo, un experto en gestión empresarial como el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, opina que no, que no va a ser necesario subir el recibo del agua en la ciudad como consecuencia de ese serruchazo. Y todo porque ?sostiene- hay un acuerdo del pleno de la Corporación que así lo impone: ni un duro de subida. Veremos qué opina el consejo de administración de Emalsa, que el señor alcalde presida, si se consuma el sablazo a las subvenciones al agua potabilizada. Si sumamos esa posible subida a la de todos los impuestos municipales y la dividimos por la bajada que dijo que iba a producir en 2013, igual nos salvamos. O no.