La maniobra de blindaje del pacto CC-PP en Santa Cruz se negoció durante el segundo semestre de 2007. Las Navidades fueron felices para Guillermo Guigou, porque al fin pudo hacer realidad un sueño profesional socialmente reconocido: montar una clínica de rehabilitación en la que poder retirarse en el futuro. Para ello contó con varios socios. Uno, auditor de cuentas, se hizo con las instalaciones de la sociedad alemana Alta Montaña de Vilaflor S. L., donde iría emplazado el centro de desintoxicación. Otro, experto crucerista en Marinas Deportivas, asesor y destacado promotor de Caja Siete, compartía negocio de inversiones con la hermana del médico y con otro de los socios de la clínica, vinculado también al negocio portuario. Pero el capital lo ponía una mujer empresaria, la hija de Félix Quemada. María del Carmen Quemada Conde participa como socia o apoderada en casi todas las sociedades de su padre. Ella es nombrada vicepresidenta, nada menos, de la Residencia de Conductas Adictivas de Canarias, S. L. sita en Vilaflor, cuya presidencia ostenta, cómo no, Guillermo Guigou. La operación se cerró en junio de 2008.