Pusieron las iniciales, pero con la fotografía del detenido al lado. La prensa canaria volvió este jueves a mostrar su peor cara al condenar tan sólo con una denuncia al presidente de un club de fútbol base, la Asociación Deportiva Siete Palmas. Fue detenido este miércoles, es cierto, después de una denuncia interpuesta por dos hermanas el pasado viernes ante la Policía. Y fue puesto a disposición de la Justicia este jueves con una inusitada expectación ante los juzgados de Granadera Canaria. La denuncia existió y el testimonio de las dos niñas debió parecer mínimamente creíble a la juez Victoria Rosell como para decretar una orden de alejamiento del denunciado respecto a ellas y al club deportivo que preside. Pero el imputado está en libertad con cargos por presuntos tocamientos a las dos niñas, de once y trece años, tocamientos al parecer efectuados de manera esporádica sobre la ropa de las menores. A una de ellas presuntamente le dio veinte euros para que no contara nada. Hasta ahí los hechos denunciados, de una gravedad relativa y penados con condenas de uno a cinco años de prisión. O multa. La desproporción la volvió a poner la prensa, que llegó a comparar este caso con el de Torres Baena, líder de la secta del caso Kárate, en prisión provisional acusado de centenares de delitos relacionados con abusos sexuales sobre menores, con violaciones vaginales y anales incluidas. La comparación no sólo es odiosa, sino absolutamente improcedente. Nos recuerda a aquel redactor cósmico de sucesos que comparó un asunto muy similar de la denuncia de un menor que acabó en absolución con el “síndrome de Cataysa”, la niña del barrio del Pilar que fue asesinada por un familiar que terminó descuartizando el cadáver de su víctima y escondiéndolo en una lavadora.