El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Tres historias de competencia lingüística (y política)
Como ya se habrán enterado por la cobertura oficial, oficiosa y mediopensionista, el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, obsequió a Gran Canaria con una visita mixta, mitad oficial y mitad privada, para darse un baño de popularidad y de lluvia. Quería dar el pésame a las familias de los tres militares fallecidos el pasado día 22 al estrellarse su helicóptero Súper Puma a 285 millas de Gran Canaria, y de paso, darse un garbeo por Telde para que los habitantes de toda Canarias supiéramos que él también se preocupa por las consecuencias de las sucesivas trombas de agua que se na cebado especialmente en ese municipio. La aparición pública de Rajoy siempre da mucho juego porque jamás permite que la ciudadanía se quede con la impresión de que es un soso con poca sesera, de ahí que habitualmente adorne sus palabras con muletillas del tipo “lo que hay que hacer”, “lo que estime por oportuno o conveniente” o “ya si eso tal”. Un prodigio del lenguaje que muchos electores todavía quieren conservar en La Moncloa para que continúe dando brillo y esplendor al legado de Cervantes. Ya se sabe que el político que se expresa con orden en la construcción, en el enunciado y en el contexto, y utiliza convenientemente todas las herramientas para una mejor comprensión de lo que dice, suele ser el que tiene la cabeza mejor amueblada y las ideas más claras de por dónde habrá de conducirse. En Gran Canaria Rajoy no hizo excepción a su admirada competencia lingüística, y en la Base Aérea de Gando dio una lección magistral cuando, a una pregunta sobre los dos últimos accidentes de Súper Puma en un periodo de diecinueve meses, dijo lo siguiente: “Me han dicho que no tienen nada que ver y que España está por debajo de la media” de accidentes. Porque “yo también lo he preguntado”, lo que significa que el presidente del Gobierno tiene la misma sospecha que muchísimos españoles y está dispuesto a confesarlo en voz alta. La respuesta tiene su cosa porque fue pronunciada en el momento en el que era izado el tercer cadáver desde el fondo del mar, donde aún permanece la aeronave siniestrada, a la que, evidentemente, no se le ha podido examinar para conocer los motivos del percance. ¿O lo sabe el Gobierno y no nos lo quiere contar?
Saludos a los 'marroquish' y a Mari Carmen Castellano
También le dijeron a Rajoy, antes de su rueda de prensa (resulta estimulante la gran cantidad de ruedas de prensa a las que se presta ahora el presidente, así como sus resultados catastróficos, explicativos de que haya dado tan pocas durante la legislatura), que diera las gracias al Reino de Marruecos por la colaboración prestada en el rescate de las víctimas y del helicóptero accidentados. La consigna es insistir en esas muestras públicas de gratitud porque al vecino no le debe haber hecho mucha gracia que se le haya pretendido endilgar en solitario la responsabilidad de la pésima información que retrasó doce horas las tareas de recuperación del helicóptero y sus ocupantes. Y Rajoy lo dijo así, tal cual, como un alumno aplicado que repite la lección como una cotorra: “Me han trasladado la necesidad de dar las gracias a los marroquís. Nuestros militares se han sentido apoyados”. El que le hizo la sugerencia debió advertirle de algunos detalles importantes. Primero, que no se debe decir que le han dicho que diga, porque eso deja flotando en el aire una tremenda falta de convicción. Segundo, que aunque está admitido el término marroquís como plural de marroquí, lo recomendable es decir “marroquíes”. Pero siendo esta última una cuestión aparentemente nimia, lo imperdonable es decir “a los marroquíes”, como si no se pudiera concretar un poco en la Marina Real o en la Gendarmería de ese país, que son los cuerpos concretos que participaron. Detalles insignificantes que a un estadista de esta talla no se le deberían escapar. Como la feísima foto de descojono generalizado que el presidente se dejó tomar minutos después de repartir pesares y lamentaciones en un restaurante de Telde en compañía de Soria, de varios dirigentes y dirigentas del PP canario y de la ex alcaldesa de la ciudad, María del Carmen Castellano. Sentada junto a Rajoy, el presidente daba todo su aval al cargo público en activo que tiene sobre sus espaldas el mayor número de imputaciones y de acusaciones en trámite por corrupción de toda Canarias. Y de todos los territorios marroquish.
La desastrosa televisión que quiere el Parlamento
Con la Televisión Autonómica con los peores registros de audiencia de toda su historia, de espaldas a casi todo lo que sucede en el territorio donde opera, con un desgaste de su propia imagen provocado por la anterior gestión de Willy García y por los primeros cinco meses de aplicación de la que estaba llamada a ser la nueva ley de su regeneración, va y se reúne la Comisión de Control de RTVC exclusivamente para celebrar haberse conocido. Cualquiera que haya tenido el cuajo de meterse entre pecho y espalda la hora y media de sesión celebrada el pasado viernes llegará a la dramática conclusión de que tenemos la televisión que nos merecemos porque ésa es la televisión que quiere la autoridad incompetente. Comparecía ante sus señorías el presidente del Consejo Rector de Radiotelevisión Canaria, Santiago Negrín, cuya continuidad en el cargo está puesta en entredicho por todo el mundo, empezando por el partido que le aupó, Coalición Canaria, de lo que no parece haberse enterado todavía la portavoz nacionalista en esa comisión, la palmera Guadalupe González Taño. Sentado a su lado, José Miguel Ruano, hombre fuerte incrustado en la fontanería del ente público, demostró la pasta impermeable, ignífuga, incolora e insípida de la que está hecho. Mantuvo el tipo en todo momento a pesar de algunas consideraciones de la señora portavoz que merecerían al menos una reprobación interna en su grupo parlamentario. Empezar felicitando al presidente de RTVC “por la cobertura del temporal de la semana pasada” sonó a broma pesada después de que quedara constado que la televisión pública de Canarias tardó 48 horas en reaccionar en base a un criterio absurdo según el cual la era Negrín quiere distanciarse de la era García, incluso en las cosas que en esta última se hacían muy bien. Y una de ellas era la cobertura de sucesos por mucho que haya personas que renieguen de su abultada inclusión en la parrilla para acabar viéndolos a escondidas. “La tele y la radio”, dijo González Taño en una de sus numerosas incursiones en la obviedad, “están ahí para cuando los canarios la necesitan”. Otra cosa es que los canarios estén para aguantarlo.
Su padre ve Shin Chan
A la Comisión de Control se llevaba la programación de Televisión Canaria para 2016, de momento inexistente como consecuencia de los profundos desencuentros que existen en el Consejo Rector del ente público. Un debate ese de la programación que apasiona a la portavoz del principal grupo político del Parlamento, el que pone y quita presidentes y pone (y quitará en su momento) comisarios políticos en RTVC. González Taño posee un sexto sentido para detectar qué es lo que quieren ver los canarios en su televisión. Para ello se vale de lo que palpa en su entorno. Por ejemplo, a su padre le encantan los dibujos manga Shin Chan, por lo que la portavoz no entiende a qué vinieron tantas diatribas sobre su inclusión en la parrilla estos últimos cuatro años. Su propia percepción le conduce, además, a concluir que gracias a la programación que tiene TVC, ésta se ha convertido en “la televisión de referencia para la gente mayor”, unos porque se enganchan a los dibujos manga y otros porque aprovechan las películas del Oeste para las inaplazables siestas después de comer. “A mi mamá le gustan”, proclamó González Taño. ¿Y su marido? ¿Escapó el marido de la señora portavoz de sus particulares estudios de audiencia y de sensibilidad televisiva de los canarios? Pues no. A él lo puso como ejemplo al llegar el momento de debatir sobre el tratamiento televisivo a las islas no capitalinas (“o menores, o periféricas, que ese es otro debate” en el que por fortuna no se quiso meter su señoría). ¿Y en qué contexto introdujo a su señor esposo de ella en tan espinoso asunto? Pues con otra anécdota: “Hubo un tiempo que en mi casa hacíamos una broma cuando íbamos a ver la televisión: ‘Vamos a ver cómo está hoy la playa de Las Canteras”. Y que conste “que a mí me gusta mucho la playa de Las Canteras”. Habrá más atención informativa a las cinco islas no capitalinas, por lo que dejó claro el presidente del Consejo Rector, que no director, como se empeñó Taño en llamarlo constantemente, por mucho que tenga atribuidas las funciones ejecutivas.
Aparece el contrato de Paco Martín
Porque el director de Televisión Canaria no es Santiago Negrín, es en realidad Francisco Martín, flamante director de Relaciones Institucionales colocado en las inmediaciones del despacho del presidente del Consejo Rector para someterlo a un severo marcaje y reportar a la comandancia los disparates (o los aciertos, oye) que puedan estarse perpetrando en esta nueva era de transparencia, regeneración y ven a brindar, con vino griego de mi tierra natal, como diría un inigualable teldense que ahora mismo no vamos a traer aquí a mayor colación. Ya ha aparecido el contrato de Paco Martín, o al menos parece que ya ha sido entregado a los vocales del Consejo Rector con una severa advertencia: como sea filtrado a la prensa desafecta, caerá sobre el responsable de tal exceso todo el peso de la ley. Menos mal que el tal Martín desempeña, junto a las relaciones institucionales, las relaciones con el Parlamento, relaciones con el Consejo Rector y relaciones públicas en general y en particular, las responsabilidades de transparencia, disciplina que podrá aprender en una tarde echándole un ratito y unas ganas. Las prevenciones sobre el blindaje informativo del contrato de Martín no tienen mucho sentido, porque su sueldo ya es conocido, casi 60.000 euros al año, y sus funciones son las ya descritas, por lo que sólo nos queda sospechar que la comandancia no quiere que rule el documento para que nadie se de cuenta de que el cargo en cuestión tiene dos particularidades: la primera es que no existe en el organigrama de RTVC, por lo que cualquiera que lo impugne puede crearle otro problema a quien lo haya firmado, y segundo, en realidad esconde tras tantas atribuciones y retribuciones, el cargo de director de cadena, es decir, el puesto que en su día ocupara, a mayor gloria del comisariado político, el gran Carlos Taboada, actual director de comunicación del señor ministro de Industria, Energía y Turismo. Que aquí no hay nadie que dé puntadas sin hilo.
Del PIB sé un rato, pero no le voy a contestar
La crónica del disparate político parece no dar tregua. Les ofrecemos a continuación los últimos minutos de la entrevista a Tamara Raya, número uno del PSOE al Congreso por Santa Cruz de Tenerife, que hace unos días le hizo para El Día TV nuestro compañero José Moreno. Ya saben que este periodista tiene acreditada fama de no ser excesivamente amable con sus entrevistados, es decir, de ser lo que en el argot se llama “un tocapelotas”, pero ser incómodo al poder y a los aspirantes al poder es (o debería serlo) una de las obligaciones del profesional del gremio. A Tamara Raya, portavoz socialista en el Puerto de La Cruz, Pepe Moreno le preguntó en los minutos de descuento del programa si sabe cuál es PIB de Canarias, la pregunta que en su día, cuando era aspirante a las elecciones de mayo pasado, convirtió a la lideresa socialista Patricia Hernández en carne de redes sociales y de todo tipo de chuflas y chiflas. No conocía el dato, lo que trató de justificar más adelante con una sucesión de bromas (“eso que sube y sube y luego baja y baja”) que todavía empeoraron aún más la situación. Pues bien, a Tamara Raya no le hizo gracia la pregunta, y aunque evidentemente se la esperaba, no demostró tener muy bien preparada la respuesta: “No le voy a contestar, pero sí lo sé”. ¿Y por qué no me va a contestar? “Porque no, porque esa pregunta ha dado pie a que se haya hecho con lo que es (sic) la vicepresidenta del Gobierno ahora mismo… (sic) ahí empezó una campaña… incluso yo aplaudo a Ana Oramas estos días que ha salido defendiendo a Patricia…” Total, que no nos enteramos muy bien de qué tipo de solidaridad es esa la de afear al que formula la pregunta la ausencia de una respuesta adecuada. Porque si lo que quería hacer la señora Raya era reprochar al periodista que preguntara por el PIB, lo que le salió fue un reproche por la campaña posterior que, evidentemente, no montó él. Hay defensas tan mal planteadas que se convierten en el mejor ataque contra el defendido. La defendida ofendida, en este caso.
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