La cosa no pasó a mayores en el pleno, pero fue ya acabada la sesión, a la salida de las instalaciones del Cabildo, cuando ambos contendientes, Aguedita y Lázaro, volvieron a tropezarse. Y más parece que por motivación de la propia Montelongo, que se acercó al lugar en el que Cabrera charlaba con un dirigente local del PP, Aníbal Domínguez, dice que con la muy saludable y cívica intención de saludar. Quizás no fuera una provocación, pero la chispa se convirtió en incendio. Porque fue verla acercarse y ya se incendió Lázaro Cabrera en una suerte de imprecaciones que condujeron a una ofendida y ofuscada Águeda Montelongo a la Comisaría de Policía a poner los hechos en conocimiento de la autoridad gubernativa. Claro que, probablemente víctima de la impresión y del shock traumático exagerara indebidamente lo sucedido hasta el punto de que en el juicio la dejaran en evidencia sus propios testigos, consejeros del Partido Popular, mayormente. Así, no quedó acreditado que Lázaro llamara “imbécil” a su señoría (es diputada regional, no lo olvidemos), pero sí que le dijera “chula prepotente” y que las famosas pintadas “las haría en la pared o en tu cara, si quisiera”. ¿Pintadas contra la Legión en la cara de Águeda Montelongo? Si a Morenés lo hicieron ministro de Defensa por vender bombas de racimo, a Aguedita la hacen secretaria general de la OTAN. También se le fue la mano en las exageraciones a la secretaria segunda del Parlamento cuando dijo que Cabrera estuvo a punto de agredirla y que pare evitarlo tuvieron que intervenir otros consejeros y personas que por allí transcurrían. Los testigos, la mayoría del PP, rebajan tal riesgo de agresión a cero, lo que dejó a Aguedita un poquito en ridículo en el juicio.