El Parlamento dio para mucho este martes, y ya que hablamos de escupir para arriba (mear contra el viento en versión más pedestre) no podemos dejar de mencionar el cinismo con que el Partido Popular acometió desde la tribuna de oradores su crítica a la política de comunicación y publicidad del Gobierno de Canarias. Otra cruzada a cuyo frente se situó desde el principio el periódico antigubernamental por antonomasia, El Día, quién lo iba a decir con lo que ha chupado del frasco, Carrasco. El PP está encantado con las diatribas públicas de don Pepito contra Paulino Rivero, incluidas las esquizoides, y vio desde el principio un filón en el decreto por el que el Gobierno ha establecido las condiciones que han de cumplir los medios informativos para acceder a las campañas institucionales de publicidad. De una manera absolutamente enfermiza, El Día y el PP han visto en ese decreto un veto al periódico de don Pepito, una falacia auténtica que, aún a sabiendas de su imbecilidad, el PP ha abrazado de manera demagoga y con limitado recorrido. Porque si es cierto que la decisión gubernamental lejos de vetar introduce transparencia en la contratación, más cierto es que el PP no tiene legitimidad moral ni política para criticar algo así, aunque tuviera la razón, que no es el caso. Pero a la tribuna se subió el diputado Moreno a hacer el indio, con todos los respetos a las tribus aborígenes de cualquier rincón del planeta. Y puestos a reprochar gastos en publicidad institucional, tropezaron con el conejero Manolo Fajardo, que era hasta el otro día de los que mojan y no empapan y que se constituyó en la tribuna de oradores con algunos datos sabrosos, como que el único ministerio del Gobierno de España que en tiempos de tribulación y zozobra ha incrementado sus presupuestos en publicidad (nada menos que en un 199%) ha sido el de Industria, es decir, el del jefe del PP canario, cuyos indios hacían lo propio en la tribuna. Un dato que, además del diputado socialista, seguramente conocerá muy bien el dueño de El Día. Y que por supuesto maneja a la perfección la directora de comunicación de Red.es, la muy conocida Teresa Cruz, en cuyas manos ha puesto Soria 8 millones de euros a mayor gloria de su imagen de él. Con la misma contundencia, Fajardo Palarea rescató otro dato insultante que alguna vez hemos traído a estas páginas, el despilfarro obsceno que presidió la actuación del PP en la empresa pública Promotur en el trienio 2007-2010, cuando entre Rita Martín y otros se fundieron nada menos que 60 millones de euros en hacer auténticas gilipolleces, como aquellos estadios de la felicidad o el vergonzoso Say not to Winter blues, además de financiar a periódicos y cadenas amigas.