No era el día de la Virgen del Pino, por lo tanto, no había políticos del PP que sacar en pantalla en prime time hablando de canariedad. Tampoco había que hacer una desconexión de la programación habitual como pasó con el debate del Estado de la Nacionalidad. De ahí que Televisión Española en Canarias limitara su cobertura del incendio más grave de estos últimos años solamente unas piezas en su Telecanarias de mediodía. Por el contrario, la Televisión Canaria, esa que Soria y los suyos quieren cerrar o, como mal menor, poner en manos privadas, empezó su cobertura especial desde las doce del mediodía y la mantuvo hasta al menos las once de la noche. Sin embargo, la cadena autonómica fue duramente criticada por cortar su especial informativo a primera hora de la tarde para ofrecer una película del oeste. Directivos de TVC explicaron en sus cuentas en Twitter que se hacía necesario parar para recopilar información e imágenes y reposicionar sus dos unidades de satélite desplazadas a la zona, con dos periodistas y cuatro cámaras, un plató abierto de modo permanente para conexiones? Un despliegue, en definitiva, que volvió a demostrar por qué es necesaria una cadena pública en las islas que cubra las deficiencias que la estatal evidencia cada día con más crudeza. Una televisión que con todas sus deficiencias y algunas miserias injustificables cubre una demanda que ninguna otra es capaz de abordar y que, como premio, gana en audiencia cada vez con más distancia a TVE. Sin ir más lejos, el domingo pasado su informativo alcanzó una media de audiencia del 13,3%, lo que equivale a 66.000 espectadores, frente a los escuálidos 6.000 que tuvo TVE con un 1,3% de su Telecanarias. Si hay que cerrar alguna de las dos cadenas públicas que operan en Canarias, quizás no sea la autonómica la que tenga más boletos.