Se consumó, con el silencio absoluto del secretario de la Corporación, la moción de censura en el Cabildo de La Palma por la que Coalición Canaria ha sido descabalgada del poder tras diecisiete años ininterrumpidos. Anselmo Pestana es desde este viernes nuevo presidente de esa institución en un pacto con el Partido Popular, lo que le ha granjeado a él y a sus otros cinco compañeros la expulsión (parece que irrevocable) del PSOE. El mismísimo Pestana reconoció que era “un día doloroso” por lo que él llama “incomprensión” del que hasta ahora era su partido, lo que el que hasta ahora era su partido llama “indisciplina” y, acto seguido, “transfuguismo”. Desde la Ejecutiva valoran el reconocimiento de tal condición de tránsfugas que el nuevo presidente palmero proclamó al afirmar tras su toma de posesión, embargado por la emoción, al reconocer que no cuenta con el respaldo de su propio partido, que le prohibió taxativamente pactar con el PP. A su juicio, el secretario de la Corporación ha avalado la censura, desoyendo por lo tanto los escritos que le hizo llegar el PSOE en el sentido de que sus seis consejeros han sido expulsados y, por lo tanto, disuelto el grupo político socialista. Claro que sin tan seguro estaba de que la razón le asiste, ¿a qué vino esconderse para no dejarse notificar la expulsión? En fin. Toca, por lo tanto, esperar por el resultado de los recursos que se anuncian en dos direcciones opuestas: la de los expulsados al comité de ética del mismo partido que les ha expulsado (ya nos estamos imaginando las cajas destempladas) y la jurisdicción Contencioso-Administrativa, a la que acudirá Coalición Canaria por la ley anti-transfuguismo. Se equivoca Pestana al invocar públicamente lo ocurrido con Alpidio Armas en El Hierro porque su pacto con el PP fue a) anterior a que ese partido ganara las elecciones generales y, por lo tanto, b) anterior a que se prohibiera el sorroballo completo con los conservadores por el destrozo que le están infligiendo a millones de españoles.