Pero, ¿de qué se quejan los que afean a José Manuel Soria que haya obtenido una apetecible beca en la Universidad de Harvard? Reune todos los requisitos para optar a ella: es técnico comercial del Estado, gremio al que va dirigido el curso en cuestión, y tiene tiempo de sobra para estar una semana en esa prestigiosa universidad compartiendo conocimiento con los más prestigiosos economistas de momento. Además, él se va a pagar su billete de avión, como publicó este miércoles La Provincia, lo que le ahorrará tener que preguntar a los empresarios con avión privado si tienen previsto volar a Massachusetts para que, de paso, le lleven. Si no les importa. Soria ha tratado de defenderse de los ataques que ha recibido alegando que el dinero de la beca no es público, por mucho que dos de los principales patronos de la fundación que la otorga sean dos ministerios del Reino de España; no ha habido mención el líder conservador, que al menos nosotros conozcamos, a la identidad del otro gran patrón del invento, Ferrovial, sin que estemos pensando cosas raras como las que el Supremo viene pensando desde que Garzón dio un curso en la Universidad de Nueva York pagado por el Banco Santander. En Twitter Soria se ha explayado, como viene siendo habitual, y además de alegar que así estará mejor formado para sus tareas públicas, ha criticado a los que, a su entender, prefieren a políticos educados en la “Universidad de la Vida”, en hostil referencia a su socio y compadre hasta octubre del año pasado, Paulino Rivero.