No sabemos exactamente qué vio Soria en Paco Valido hace cuatro años, pero debe ser seguramente lo mismo que ha vuelto a revelársele ahora para volverlo a proponer como candidato a la alcaldía de Telde. Entonces y hoy la designación produjo un profundo malestar en la directiva local del partido, con la diferencia de que ahora esa directiva no es tal, y lo que queda de sus rescoldos está herida de resentimiento, cuando no de abandono. La presunta corrupción que se investiga en ese partido puede no haber dado todo lo que algunos creen que ha dado de sí, y por mucho que las pruebas incriminatorias sean diferentes en unos o en otros de los imputados, parece obvio que las responsabilidades políticas están perfectamente fijadas. Volver a poner a Valido es tanto como exonerarle de responsabilidades jurídicas y políticas, lo que puede explicar que ande el hombre penando cada día por la plaza de San Juan y se le haya visto en actitud de recogimiento y aflicción en las procesiones teldenses de Semana Santa.