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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Teodoro Elefante en Cacharrería Egea

Teodoro García Egea, secretario general del Partido Popular

Carlos Sosa

Teodoro García Egea lo ha vuelto a hacer. Ha prendido fuego a una de las organizaciones territoriales del Partido Popular sin tener ni los argumentos suficientes, ni garantizados los resultados pretendidos con el incendio. El secretario general del PP ha cumplido con las peticiones de José Manuel Soria y ha lanzado a través de los periódicos de Editorial Prensa Ibérica (La Provincia y El Día) una especie de advertencia muy cazurra consistente en decirle al presidente de su formación en Canarias, Asier Antona, que no está muy contento de cómo gestionó los pactos para el Gobierno regional ni con los resultados electorales obtenidos en las autonómicas del 26 de mayo.

El cabrero en la dirección regional del PP era bastante poco disimulable este domingo, el día en el que apareció la entrevista. Más que nada porque García Egea entra como elefante en cacharrería reprochando a esa organización territorial no haber pactado al modo y manera que él quería el Gobierno regional con Coalición Canaria. Un trágala ampliamente comentado que habría supuesto para el PP su anulación como partido de gobierno y de oposición y un futuro electoral bastante poco halagüeño al competir ambos en el mismo espacio ideológico. Quería Egea que Antona se entregara sin condiciones a las garras de los nacionalistas, bien en persona o bien cediendo la presidencia a su secretaria general, Australia Navarro, en una posición tan humillante que le habrían obligado de inmediato a abandonar la política a la espera de tiempos más propicios.

Era eso, seguramente, lo que pretendía Teodorito con las negociaciones que él mismo cerró con CC ejecutando de la manera torpe que acostumbra los deseos de su admirado exministro panameño, hacia quien se deshace en elogios en la entrevista pero con el que asegura no haber tenido contacto desde hace tiempo. Medio día, más o menos.

El secretario general del PP no se atreve a hincarle el diente al partido en Canarias por mucho que se lo esté pidiendo Soria. Sabe perfectamente que tendría que dar muchas explicaciones, como las que tuvo que dar en Galicia o en Asturias, con las crisis que con idénticos modales provocó. O en Valencia, donde también quiere remover a la presidenta autonómica. O en Euskadi, donde abrió un expediente salvaje a un veterano héroe del partido que vivió mucho años amenazado por ETA. O en Cantabria, donde hizo el más estrepitoso de los ridículos proclamando candidata por un día a la deportista Ruth Beitia.

La más mínima insinuación de un dirigente nacional del PP hacia malos resultados de una de sus organizaciones territoriales no es de recibo, sobre todo porque aquellos se produjeron tan solo un mes después de la tremenda hostia que se dio Pablo Casado y sus mariachis perdiendo más de la mitad de los diputados nacionales. En Canarias, el PP al menos mantuvo el tipo y su hábil gestión de los pactos, incluida su dolorosa renuncia a la presidencia cautiva con Coalición Canaria, le ha colocado en una posición muy ventajosa.

Por todo ello, García Egea no tiene motivos para imponer en Canarias lo que los estatutos del PP denominan comisión de gobierno transitoria, una gestora que no debe extenderse en el tiempo más de seis meses, y que tiene que culminar en un congreso regional que bien podría ganar el presidente purgado, es decir, el mismo Asier Antona al que se quiere cargar. Además, tendría que fundamentarla en derecho concienzudamente, porque hasta los militantes del PP tiene derecho a recurrir a los tribunales un incumplimiento estutario.

No se atreve García Egea a montar una gestora del PP en Canarias porque, contrariamente a lo que él y José Manuel Soria tratan de hacer ver, ha sido precisamente la gestión de los resultados obtenidos por el partido en las Islas lo que le ha permitido colocarse por delante de Coalición Canaria en poder local, tanto en cabildos como en ayuntamientos. Y de más ventaja gozará respecto a su más directo rival ideológico cuando se consumen las mociones de censura en los cabildos de La Palma y de Tenerife, que no se van a detener por mucho que los dirigentes nacionales del PP y de Ciudadanos se pongan a hacer el pino-puente con doble tirabuzón.

Porque pretender, como pretenden los de Pablo Casado y los de Albert Rivera, que sus dirigentes locales dediquen los votos obtenidos a dar oxígeno a Coalición Canaria es demostrar que no tienen ni pajolera idea de qué es lo que está pasando aquí.

Cosa que, por otro lado, no debería sorprender a nadie.

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