25 COLOQUIO DE HISTORIA CANARIO AMERICANA
Una investigación sugiere que un aborigen de Gran Canaria fue enterrado en el Teide durante la Conquista

Elías Sánchez Cañadillas, durante la ponencia sobre depósitos funerarios en Las Cañadas del Teide

Luis Socorro

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El investigador Elías Sánchez Cañadillas conmovió la segunda sesión de la mesa de arqueología del 25 Coloquio de Historia Canario Americana, que se celebra esta semana en la Casa de Colón de Las Palmas, con una afirmación sorprendente: “Es muy probable que hayamos investigado un enterramiento guanche en Las Cañadas del Teide y, sin embargo, podría tratarse de un indígena de Gran Canaria”. Este titular no es producto de la especulación arraigada en siglos pretéritos en el mundillo arqueológico. No. Cañadillas pertenece a la nueva generación de historiadores que se apoya en disciplinas como la biología genética o la química para descifrar el pasado. El isótopo de la dieta de un indígena enterrado en una cueva del Teide es muy similar a la de otros congéneres que habitaron en el norte de Gran Canaria.

¿Esto quiere decir que los nativos de la isla redonda conocían la navegación y viajaran a Tenerife? En absoluto. Las dataciones hablan de que ese individuo fue trasladado a la mayor de las Islas Canarias “durante el proceso de Conquista”, explicó Cañadillas durante la exposición de la ponencia Estudio multidisciplinar de restos óseos procedentes de contextos funerarios guanches tardíos (siglos XIII-XVI), una investigación en la que participan dos genetistas –Rosa Fregel y Javier González-, una historiadora que se ha especializado en el estudio de la genética de las poblaciones indígenas, Alejandra Calderón, y la arqueóloga que probablemente mejor conoce el universo guanche vinculado al Teide, Matilde Arnay. Este estudio continúa abierto y todavía no se ha publicado en las revistas científicas de referencia hasta confirmar la hipótesis.

Sánchez Cañadillas justifica su arriesgada propuesta porque “los isótopos nos hablan de un tipo de dieta muy similar a la que consumían algunos nativos del norte de Gran Canaria”. Cuando el autor de esta información le preguntó sobre cuántos supuestos canaris fueron enterrados en territorio guanche, aclaró que “los análisis isótopicos no hablan del origen de esta población”, pero sí aportan información sobre los alimentos predominantes que consumieron, de la misma forma que el análisis de ADN “pueden ser de utilidad para detectar el movimiento de individuos y los procesos iniciales de mezcla”. Hay “una cueva funeraria, muy cerca de una ruta de comunicación” que usaban los antiguos habitantes de Tenerife cuando subían a Las Cañadas a pastorear durante los meses cálidos, “y los isótopos analizados prueban que estos individuos, durante su proceso formativo, cuando eran niños, tuvieron una dieta marina, de los cuales, en uno de ellos se ha hecho un análisis de componentes principales y eso es genética”, concluyó el arqueólogo.

A continuación, tomó la palabra su compañera la doctora Rosa Fregel, bióloga genetista: “Nos llamó mucho la atención porque la separación en dos grupos –del enterramiento- era bastante clara. Este individuo estaba fuera de la distribución que habíamos visto, pero al ver que pertenecía al tiempo de post contacto con Europa, no podíamos descartar que fuera un individuo mezcla –indígena y europeo- o que fuera, como es la hipótesis presentada, de que fuera un individuo de Gran Canaria”.

Al margen de este dato científico aparentemente sólido, aunque hay que ser cautos porque se trata de un solo sujeto, Elías Sánchez aludió a fuentes escritas, en las que claramente se habla de que durante el proceso de aculturación de Tenerife –la última isla en ser conquistada, en 1496-, hubo habitantes foráneos, “sobre todo de Gran Canaria”.

El estudio de los depósitos funerarios, con una adscripción cultural “claramente aborigen”,  realizados por este equipo presenta “dataciones radiocarbónicas que lo sitúan en los momentos más tardíos del poblamiento autóctono, e incluso en algunos los yacimientos las fechas son posteriores a la conquista castellana de Tenerife”.

Enterramientos en La Isleta

Los  estudios genéticos fueron los protagonistas de otras ponencias sobre hallazgos funerarios fortuitos, acontecidos en sendas obras realizadas durante este siglo en Las Palmas de Gran Canaria, concretamente en la zona inferior del barrio de La Isleta. Las investigaciones han concluido que los dos cadáveres localizados en 2001 en la calle Rosarito y el individuo exhumado en la calle Juan Rejón hace tan solo cuatro años, durante una obra de la red eléctrica, son de la etapa histórica. 

El genetista Javier González Serrano expuso la investigación realizada a los cuerpos de dos varones enterrados en la calle Rosarito, una vía que hasta principios del siglo XX casi estaba en la línea de mar del puerto de La Luz. Los primeros estudios realizados por el Servicio de Patrimonio del Cabildo, tras encontrarse los cuerpos durante unas tareas de saneamiento, “dispuestos en posición ventral y portando objetos metálicos”, apuntaban a que se trataban de dos hombres de la armada holandesa, bajo el mando de Pieter Van der Does, que atacó a la ciudad en 1599.

Con el objetivo de corroborar la hipótesis de partida, la investigación paleogenómica “nos ha permitido”, señaló González, “verificar su origen geográfico, en el oeste de Europa”. En consecuencia, “nuestros resultados avalan la hipótesis arqueológica” realizada tras la excavación.

La investigadora Clara Díaz se encargo de presentar los resultados del análisis paleogenómico del enterramiento humano de la calle Juan Rejón, un estudio que también confirmó la tesis de partida de que se trataba de “un varón joven y que las marcas de actividad en sus huesos eran coincidentes con una situación de esclavitud”. Los resultados del análisis de ADN “indican que procedía de la región de Senegambia”, en la costa occidental de África.

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