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Mal agosto para la papa del país en Canarias mientras importadores y supermercados ‘abrazan’ la de fuera

Imagen de archivo de agricultores en labores de recolección de papas en Garafía.

Román Delgado

3 de septiembre de 2025 21:00 h

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Los productores locales de papas, cada vez menos en las islas y también con una reducción progresiva de la superficie destinada a este cultivo, están que trinan porque, pese a tener papa del país fresca, la que se cosecha en Canarias (sobre todo de las variedades blancas y de calidad contrastada), no la pueden comercializar con las garantías deseadas debido a la entrada cada vez más pronunciada de papa con origen en otros países (de la Península no se puede traer a Canarias por la aplicación de barreras fitosanitarias), de forma especial en Israel, Reino Unido, que ya está aquí, e incluso Egipto. Se da por cancelado el permiso a los productores locales.

La venta del tubérculo israelí incluso ha motivado un fuerte rechazo social en las islas debido a la actuación genocida de Israel contra los palestinos en la franja de Gaza. Además, el consejero canario de Agricultura, Narvay Quintero, ha llegado a cuestionar los tratamientos que reciben esas papas: “Tiene fitosanitarios prohibidos que van contra la salud”, afirmó.

Ante esa presencia de papa de fuera cada vez más habitual y masiva en los puntos de venta minorista de las islas, los que acaparan las multinacionales de la distribución alimentaria (media docena de firmas), los productores locales poco pueden hacer, salvo bajar precios una y otra vez, lo que conduce a ingresos que no cubren los costes de producción del cultivo (lo ideal es obtener para la papa blanca al menos un euro por kilo) y, poco a poco, conforme se va alargando la espera, a la rebaja cada vez más acusada de los valores medios de transacción al por mayor.

Por esas razones, se puede decir que los agricultores de papas en Canarias se han quedado, una vez más, sin hacer un buen agosto, lo que sigue afectando a los millones de kilos de tubérculo que aún se conservan en cámaras frigoríficas o en almacenes, pese a que se ha activado algo, reconocen algunos productores, la venta de papa de Tenerife en otras islas y las cotizaciones en algunos momentos hayan podido subir mínimos, sin ser aún suficiente para salvar la campaña de verano. Ante esta situación, que se repite y repite, las soluciones, por lo que se ve, no existen, y ya se está en el mes de septiembre.

Actualmente, los establecimientos comerciales que ofrecen papas pueden tener en sus estanterías o expositores productos con origen en Israel, Egipto y Reino Unido, una procedencia esta última que ya deja huella en las islas y es algo hecho para quedarse. Aquí un ejemplo sobre la actual coyuntura del mercado: la firma Lidl ha ofrecido estos días papa con origen británico a 1,07 euros el kilo, de las primeras con ese origen que entran en las islas.

Si, como ya hemos señalado, el productor local necesita que se le liquide al menos a un euro por kilo para tener un precio de transacción al por mayor razonable, el que no lo lleve a pérdidas (esto antes de que se le abonen, si las recibe, las ayudas, dos medidas, del programa agrario Posei), ya con el valor final de esa papa de Reino Unido, el definido por Lidl, se le pone muy pero que muy difícil, muy cuesta arriba, tanto por la dificultad para competir en precio como por el hecho de que ese tubérculo suele ser de más calidad que el que llega de Egipto o Israel y es tradicionalmente más aceptado por el consumidor isleño.

Este miércoles, la papa del país ofertada en el mercado central de Tenerife, Mercatenerife, se vendió al por mayor con precios habituales entre los 1,10 y 1,20 euros por kilo, por lo tanto con aportaciones a los productores locales entre los 0,70 y 0,80 euros, más o menos, pero siempre por debajo del umbral que el consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero, llegó a considerar como aceptable: un euro por kilo (1,05) de papa propia al bolsillo del cosechero isleño.

La presencia del tubérculo de variedad blanca (el de consumo general y alimento de primera necesidad en Canarias) en los estantes de algunos supermercados e hipermercados de las islas es la antesala del “bolichazo” de papa de fuera con origen británico que se dará en los próximos días, como ha sido definido por una persona vinculada a esta actividad agrícola, concentrada en las medianías y de secano para la cosecha de media estación, la veraniega y más abundante del año junto con la temprana.

Radiografía macro de lo que queda del cultivo

Según estadísticas del Istac que utiliza como fuente el Gobierno de Canarias, en 2023 la producción de papa local alcanzó las 78.304 toneladas (casi 80 millones de kilos), con una superficie en cultivo de 6.710 hectáreas, y bajando. En diez años, de 2013 a 2023, el ejercicio anual con datos más recientes, la superficie cultivada se ha reducido casi el 40% y la producción recolectada, el 25%; la importación poco a poco se impone en el mercado isleño.

En cuanto a la importación, las islas acapararon 64 millones de kilos con origen fuera de España ese mismo año, mientras que en 2024 esta variable bajó hasta los 61 millones, con un valor total de 39 millones de euros. Reino Unido se mantiene como el principal país de suministro, con cerca de dos tercios del volumen total de papas importadas desde el archipiélago, seguido de Egipto y con presencia de Israel e incluso Chipre.

El año pasado, en 2024, los productores canarios percibieron medias entre 0,7 y 1,3 euros por kilo en origen, el ingreso obtenido por la venta de su cosecha, mientras que el precio medio de venta en el mercado osciló entre 2,3 y 3,1 euros, según ha publicado el Istac. 

La diferencia entre lo percibido por el productor local y el precio final de su papa puesta en los puntos de venta llega a ser el triple del ingreso agrícola en primera transacción.

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