Toda ciudad tiene dos vertientes; es decir, la que se ve a simple vista, y la que se conoce cuando se vive en ella. Este blog quiere contar lo que sucede en esta ciudad nórdica, tratando de no recorrer los lugares comunes tan del gusto de las guías turísticas. Y todo ello, en lengua castellana.
Para buena parte de los lectores contemporáneos, sobre todo para aquellos que descubrieron sus primeras obras antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, John Ronald Reuel Tolkien, J.R.R.Tolkien, es uno de los máximos exponentes, si no el mejor, en cuanto a la literatura fantástica se refiere.
The Hobbit, or There and Back Again
(1937);
The Silmarillion
-publicada por su hijo Christopher Tolkien en 1977, tres años después de la muerte de su padre; y la épica trilogía
The Lord of the Rings
(1954-1955) son algunas de las piedras angulares sobre las que se sustenta el género de la fantasía, la epopeya y la aventura literaria por excelencia.
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Sus mayores virtudes, primero, ser capaz de crear un escenario en el que los mitos y las leyendas de antaño se dieran la mano para, acto seguido, reinventarse en algo totalmente nuevo. Y segundo, poblar este nuevo escenario con seres que, bebiendo de las mismas fuentes clásicas que habían servido de inspiración para el escenario que estaban pisando, evolucionaron y fueron un paso más allá para crear un relato que ha cautivado a más de seis generaciones, sin importar la lengua y el lugar.
J.R.R.Tolkien, como antes que él lo hiciera el escritor tejano Robert Ervin Howard -creador del bárbaro por excelencia, Conan el cimerio- demostraron que la fantasía, la épica y la imaginación podían competir, en igualdad de condiciones, con los géneros más clásicos, asentados y aceptados por el público en general, algo que hasta la llegada del primero parecía del todo imposible.
Antes de convertirse en el escritor que todos conocemos en la actualidad, Tolkien fue un niño que, a la edad de doce años, perdió a su madre -su padre había muerto nueve años antes- y quedó al cargo del reverendo Francis Xavier Morgan junto con su hermano Hilary Arthur Reuel Tolkien. El escritor reconoció, a lo largo de su carrera, que su relación con el padre Francis le influyó tanto en su carrera intelectual y formativa como en sus relaciones personales fuera del ámbito académico, en especial la que mantuvo con la que, luego, fuera su esposa, Edith Bratt, relación que fue vetada por el religioso hasta que J.R.R.Tolkien cumplió los veintiún años.
Tras la muerte de su madre, el joven acudió a King Edward's School, situado en la ciudad británica de Birmingham, donde conocería a Rob Gilson, a Geoffrey Bache Smith y a Christopher Wiseman. Con éstos formó un club privado y semi-secreto llamado The T.C.B.S., iniciales del Tea Club and Barrovian Society, que respondían al lugar y la bebida que degustaban en un local cercano al centro de estudios al que todos pertenecían.
La unión y camaradería establecida entre los cuatro permaneció intacta hasta el momento en el que el Reino Unido entró a formar parte de los países que lucharon en la que iba a ser la guerra que acabaría con todas las guerras; es decir, la primera Guerra Mundial. Tolkien llegó al escenario bélico francés en 1916, justo en el momento en el que se estaba librando la mítica y sangrienta Batalla del Somme. Sus experiencias en aquel matadero terminarían siendo capitales para construir lo que, luego, se vio en las páginas de El Señor de los Anillos.
Una vez terminada la contienda, y recuperado de las secuelas tanto físicas como mentales, Tolkien se reincorporó a la vida académica, pero en su interior el futuro escritor necesitaba una forma de exorcizar sus demonios. Tras diversos trabajos de traducción e investigación lingüística -la gran pasión de Tolkien- empezó a escribir El Hobbit y, a partir de ahí, toda la mitología y la épica de su obra magna, El Señor de los Anillos.
Con todos estos elementos, y basándose en el guion de David Gleeson y Stephen Beresford, el director finlandés Dome Karukoski construye un relato cinematográfico donde la realidad y la portentosa imaginación de Tolkien se van alternando para mostrarnos cómo los temibles lanzallamas del ejército imperial alemán se terminaron transformando en los majestuosos dragones que sobrevuelan la Tierra Media.
Además, la película nos cuenta cómo se forjó la amistad entre el escritor y sus tres inseparables compañeros, por no hablar de su largo idilio con la que fue su mujer, musa y madre de sus hijos.
Como ya viene siendo habitual para los que hemos podido disfrutar de las anteriores realizaciones del director, desconocidas fuera del mundo nórdico, el tempo, el montaje y la misma planificación están hechas de una forma realmente notable, dado que nada parece chirriar, ni estorbar. Los personajes son de carne y hueso -al igual que lo eran Nelli y Sunne, en Tyttö sinä olet tähti (2005); o Teppo, en Leijonasydän (2013)- y sus vivencias nos sirven para ir conociendo cómo aquel chico huérfano, amante de las lenguas, se convirtió en uno de los referentes por excelencia de la literatura británica.
Toda ciudad tiene dos vertientes; es decir, la que se ve a simple vista, y la que se conoce cuando se vive en ella. Este blog quiere contar lo que sucede en esta ciudad nórdica, tratando de no recorrer los lugares comunes tan del gusto de las guías turísticas. Y todo ello, en lengua castellana.
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