Sarkozy pide a la Unión Europea debatir ''sin tabúes'' sobre la crisis política
La Unión Europea debe lanzar un nuevo debate “sin tabúes” sobre su futuro para cerrar la crisis política tras haber puesto fin a la crisis institucional con el Tratado de Lisboa, dijo este martes el presidente francés, Nicolás Sarkozy. Mientras, el Gobierno de Sarkozy afronta el primer gran pulso de su mandato con la convocatoria por los sindicatos de una huelga en varias empresas públicas de transporte y la energía que trasciende el valor de una simple movilización laboral.
En una intervención ante el pleno del Parlamento Europeo, Sarkozy dijo que la UE debe tratar sin complejos cuestiones como la protección frente a la competencia comercial desleal de otros países, a fin de recuperar la credibilidad y la confianza ante los ciudadanos. Sarkozy, quien también defendió su política de reformas domésticas frente a las nuevas huelgas, planteó a la Eurocámara sus objetivos para dar un nuevo impulso a la UE, y avanzó que serán el eje de una presidencia francesa fuerte de la Unión durante el segundo semestre de 2008.
El discurso fue en conjunto muy europeísta pero defendiendo también las ideas francesas sobre cómo debe ser la Europa comunitaria. Nicolas Sarkozy se remontó al rechazo del Tratado Constitucional en los referendos de Francia y Holanda de 2005, que se debió a “una profunda crisis de desconfianza” de los ciudadanos ante una UE “que no les protegía”, por lo que no fue producto de un rechazo a Europa sino de “una exigencia mayor”.
Ahora, la aprobación del Tratado de Lisboa -que se firmará el próximo 13 de diciembre- ha solucionado la parte institucional, pero no la política, de “la crisis más grave” de la historia de la UE, explicó.
“La palabra protección no debe ser prohibida”
Para afrontar este debate político, Sarkozy pidió un debate “sin tabúes” en el que se discuta todos los temas, incluidos los más espinosos, entre los que citó la identidad y las fronteras de Europa, así como la protección ante la competencia económica desleal y el capitalismo especulativo. “La palabra protección no debe ser prohibida”, afirmó el presidente francés, quien dijo que es necesario debatir una “preferencia comunitaria” frente a países con barreras comerciales.
La fiscalidad ecológica, la creación de un gobierno económico de la UE, la protección a la agricultura, la independencia energética la construcción de una defensa europea y la renovación de la OTAN, fueron otros elementos clave que según Sarkozy hay que incluir en la nueva discusión. Con el nuevo Tratado “Europa ha elegido la democracia, y en una democracia hace falta poder debatir todo”, insistió.
En cuestiones comerciales, Sarkozy recalcó que Europa “no quiere proteccionismo, pero debe reclamar la reciprocidad” de acceso comercial con otros países, así como asegurar su independencia energética y alimentaria. En defensa, se preguntó “qué significa nuestro compromiso europeo” si cada uno de los países comunitarios no hacen “un esfuerzo para asegurar su propia defensa” o debatir una defensa europea.
Sarkozy resumió que la UE no debe ser “una máquina” administrativa, sino una “esperanza” que atienda a las necesidades de los ciudadanos. El presidente francés no ocultó sus críticas a la aprobación de las decisiones en la Unión por unanimidad, lo que supone “la imposibilidad de actuar” en una UE que ya tiene 27 miembros.
Dentro de sus propuestas europeas, recalcó también la creación de un “comité de sabios” sobre el futuro de la Europa comunitaria, así como una defensa de “las identidades nacionales” de la UE, ya que los pueblos europeos afrontan “una crisis de identidad muy profunda” que está vinculada “a la globalización y a la mercantilización del mundo”.
Rechazo a Turquía
Antes de su intervención, Sarkozy se reunió con el presidente del PE, Hans-Gert Pöttering, y con la mesa de presidentes de la Eurocámara, a la que reiteró en su oposición al ingreso de Turquía en la Unión Europea, frente al cual ofrece dar a ese país un estatuto de asociación privilegiada.
También aseguró que se empleará personalmente y “con la misma energía” que en política nacional durante la presidencia comunitaria francesa, según las fuentes de la Eurocámara, que esperan “una presidencia fuerte y personal”. Requerido por algunos parlamentarios europeos partidarios de trasladar de Estrasburgo a Bruselas la sede del PE, Sarkozy apoyó totalmente mantener la sede en esta ciudad francesa.
Huelga en transporte y energía
Por otro lado, Sarkozy y su Gobierno hacen frente al primer gran pulso de su mandato con la convocatoria por los sindicatos de una huelga en varias empresas públicas de transporte y la energía que trasciende el valor de una simple movilización laboral.
A partir de las 19.00 horas GMT de este martes está convocado el paro en la empresa pública de ferrocarriles, la SNCF, y el miércoles se unirán la de transportes urbanos de París, la RATP, y las de las compañías de la energía Electricité de France y Gaz de France. Hay pocas dudas sobre el éxito de la convocatoria en el importante sector de los transportes, ya que las mismas empresas han dado una previsión que anuncia una escasa actividad de sus servicios, con el agravante de que el paro puede ser renovado por las centrales cada veinticuatro horas, lo que crea incertidumbre en los usuarios.
No obstante, el paro en la SNCF tendrá poca incidencia este martes, según la empresa. El primer paro, el 18 de octubre, ya fue seguido mayoritariamente y causó grandes problemas a quienes deseaban desplazarse a su trabajo.
El motivo de la protesta es la intención del Ejecutivo conservador de modificar el sistema especial para acceder a la pensión que tiene medio millón de asalariados de esas compañías, de manera que aumenten, de 37,5 a cuarenta años, el periodo de cotización que da derecho a una jubilación completa. Aunque el segmento laboral afectado por ese cambio no es muy numeroso el caso se ha convertido en un símbolo del deseo de Sarkozy de aplicar una amplia política de reformas sociolaborales.
“Nada me desviará del objetivo”
El propio presidente de la República ratificó este martes en Estrasburgo que llevará “hasta el final” sus reformas: “nada me desviará del objetivo. Esas reformas han sido aprobadas por los franceses” en las consultas electorales.
Su consejero político, Henri Guaino, ahonda este martes en el mensaje desde las páginas del diario progresista Libération, donde afirma que “si no hacemos esta reforma es mejor parar, porque no haremos ninguna”. Los sindicatos están de acuerdo con esa visión y temen que una derrota en este punto abra la vía a otras modificaciones de más alcance y más dolorosas para los trabajadores.
Descontado el éxito de la huelga la duda está en cómo unos y otros afrontarán el día después, en especial por su imagen ante la opinión pública. El Gobierno cuenta con el respaldo de las encuestas que sugieren que la huelga no es bien vista por los ciudadanos y con la posibilidad de que un paro prolongado cause exasperación y se vuelva contra las centrales.
Los sindicatos apuestan por persuadir a los trabajadores de que la movilización es un dique contra futuros recortes de derechos laborales por parte del Gobierno.
Último intento
El ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, se reunirá en la tarde de este martes con el líder del principal sindicato francés, la CGT, Bernard Thibault, en un último intento de buscar un consenso, aunque hay diferencia de fondo desde el momento en el que Gobierno quiere que las negociaciones se lleven a cabo entre empresarios y sindicalistas y éstos quieren que participe también el Ejecutivo.
Con su iniciativa los sindicatos se han convertido en la verdadera fuerza de oposición a Sarkozy y su Gabinete, ante la parálisis de las fuerzas parlamentarias de izquierda, uno de cuyos líderes, François Hollande, pidió este martes al Gobierno que busque el acuerdo y no el reto. Aunque convencido de sacar adelante su política, Sarkozy tiene otros frentes abiertos, ya que los sindicatos de funcionarios han convocado un paro para el 20 de noviembre, los tribunales otro el 29 y los estudiantes se movilizan desde hace días contra la ley de autonomía universitaria aprobada hace tres meses.
Todo ello en un contexto en el que los opositores a Sarkozy recuerdan, para desacreditarlo, que se acaba de aprobar un incremento de su salario que triplica el actual y que en la reforma fiscal de hace unos meses hubo medidas favorables a las rentas más altas. La conclusión es que las encuestas dan la razón al Gobierno en su posición ante esta huelga, pero apuntan también una bajada de la popularidad de Sarkozy ante la falta de avances en la principal preocupación, que es la mejora del poder adquisitivo.