Una tradición de otro tiempo: los Años Nuevos en La Gomera

Antigua fotografía de tamboreros de Valle Gran Rey / foto: A. F. Chácaras y Tambores de Guadá

Miguel Ángel Hernández Méndez

Valle Gran Rey —

Muchas veces en determinados foros se ha debatido sobre lo que puede considerase folklore o lo que no, sobre la necesidad de innovar o de ser absolutamente fiel a lo que recibimos de nuestros mayores, que en última instancia son los transmisores de este legado.

En este marco de debate y aprovechando estas fechas creo interesante introducirnos en un género tan desconocido fuera de La Gomera como son los denominados Años Nuevos.

Salir a cantar los Años Nuevos consiste en ir un grupo de músicos, de casa en casa, cantando coplas durante la noche de año nuevo. La melodía es específica de este evento. Las coplas, cantadas por un solista y repetidas por el coro, suelen aludir a los moradores de la casa. Se acostumbra brindar o entregar una dádiva a los músicos. La parranda dura hasta que el cuerpo aguante.

No puede hablarse de un género específico musical llamado Años Nuevos puesto que en realidad lo único que se mantiene es el protocolo de visita a la casa y la forma métrica de las estrofas que se cantan, siendo la música que acompaña a los mismos, las tonadas, y la forma en que interactúan solista y coro, totalmente distintos de un pueblo a otro e incluso dentro de un mismo pueblo, pueden variar de un barrio a otro.

Los instrumentos empleados también son variopintos: esquilones para anunciar la llegada a la casa, tambores, guitarras, rasgueo de botellas, etc. Se trata de un género absolutamente mestizo en donde a las formas más antiguas sólo con tambor se le fueron añadiendo instrumentos de cuerda y todo tipo de elementos que pudieran contribuir a la parranda.

Dentro de las diferentes variedades de Años Nuevos hay algunas que denotan una gran antigüedad, entre ellas todas las interpretadas exclusivamente con el tambor, que se mantienen en las zonas altas, y entre éstas destacan especialmente los llamados “Años Nuevos Englosaos” – ó Englosiao- en donde se van retomando unos versos con otros, siendo la cadencia de su canto más lenta que otros. Es probable que “el Englosiao” sea el más antiguo por su ritmo, cadencia y forma de interpretación y además tiene la particularidad de que, a diferencia de otros tipos de Años Nuevos, su tonada y forma de interpretarlo es común a varios pueblos de la isla, que nosotros sepamos tanto en Guadá (Valle Gran Rey), Chipude y El Estanquillo (Hermigua) se interpretan de manera parecida.

El Englosado es un canto muy antiguo. Este sí es el más antiguo de los que se conocen. Este es un canto que es muy difícil de cantar. Yo me acuerdo, de pequeñito, de oírlo cantando a la gente de la parte alta de Valle Gran Rey, en Arure también lo cantaban un poco, y aquí también, en Chipude, había gente que lo cantaban un poco, un par de ellos nada más. Luego, después, vino la forma actual, la que tenemos hoy de cantar los Años Nuevos, porque se decía que el Englosado era muy malo de cantar, muy malo de destrabar.

(Isidro Ortiz Mendoza, nacido en Chipude en 1930. Tambor Gomero y Oralidad)

En Valle Gran Rey su práctica se abandonó a lo largo del siglo XX. En nuestras conversaciones con tamboreros de la isla de avanzada edad nos decían que ellos el Englosiao lo dejaron porque era aburrido y por la forma enrevesada de su interpretación. El siguiente testimonio se lo debemos a un gran tamborero como fue Domingo Niebla:

Es muy antiguo. Aquí [Valle Gran Rey] el único que sabía el Englosiao era Antonio Correa ‘Chocolate’, que ya murió [1995]. Se dejaba porque era lento y se gastaban muchas palabras. Una noche salimos unos pocos: Pepe Gámez, Pancho Méndez y yo cantando p’ahí p’abajo, pa Las Sábilas, a cantarle a José Correa. Y fuimos majando, nos echamos unos versos allí. Se fue terminando de cantar el corrido y dice: -Caballero, ¡Ajó hijo! ¿y el englosiao dónde está?

(Domingo Niebla 1906-1998. Valle Gran Rey, mayo de 1998. La Memoria del Tambor)

También José Ángel López Viera recoge la siguientes reflexiones sobre este género.

En Guadá, zona situada en la cabecera interior del barranco de Valle Gran Rey, se encontraba, según información recogida de viva voz, la última persona que mantenía vivo este género en la variante de los Años Nuevos Englosaos. Se trataba de don Antonio Correa, vecino de este barrio, fallecido en 1995.

Ayer, cuando Domingo Niebla y yo visitamos en Guadá a su amigo Antonio Correa, me sorprendió que fuese el único que supiera cantar los Años Nuevos Englosaos. A pesar de que el resto de los romanceadores de esta zona viven a pocos kilómetros y conviven musicalmente a través del Baile del Tambor, los de Valle Gran Rey barranco abajo y Arure cantan otra variante de los Años Nuevos de los de Chipude, y estas dos son diferentes a los de Guadá.

(Cuaderno de campo. La Gomera, 11 de abril de 1995. Tambor gomero y oralidad)

Es el proceso natural de las cosas, unas manifestaciones se mantienen y otras se desvanecen en el tiempo, por más que a muchos ahora el Englosiao nos parezca un auténtico tesoro y que pongamos todo el empeño en recrearlo, no deja de ser un género que nuestros transmisores del legado desecharon. Esta es un poco la paradoja que quería plantear: por un lado están los géneros que se van desvaneciendo porque dejan de tener el favor popular (y que los gustos cambien por generaciones y ahora algunas personas estemos empeñados en recuperarlos) y por otro, el que precisamente la habilidad de mestizaje de un género como los Años Nuevos es el que lo ha hecho llegar hasta nuestros días y que si bien no tiene la vitalidad de antaño si que podemos afirmar que aún no ha muerto ni está enlatado exclusivamente en un escenario.

No queda ahí, en esa zona [Guadá], nada más que él que lo sepa cantar, no hay ninguno que lo haya cantado con él y yo enseñado por él, me he puesto a contestarle alguna vez pero no soy capaz de hacerlo como él, ni mucho menos, pero he sido capaz de comprender como era eso después de haberlo oído cuando era pequeño.

Tu oyes cantando ese englosado y tu dices: ‘bueno, pues ahí hay un moro cantando’. Es que lleva tantas vueltas la voz que no se las da cualquiera.

(Isidro Ortiz Mendoza. Chipude. Tambor Gomero y Oralidad)

Ayer tarde me dijeron

que aquí no dejan cantar

y por saber si era cierto

hoy venimos a perguntar

Etiquetas
stats