“Narrar un cuento de Vargas Llosa en el Festival Hispanoamericano de Escritores es una gran responsabilidad”

La colombiana Paula Acuña es especialista en literatura infantil y narradora oral.

Esther R. Medina

Los Llanos de Aridane —

La colombiana Paula Acuña (Bogotá, 1973), especialista en literatura infantil y narradora oral, y con estrechos vínculos familiares con La Palma, abre este lunes el II Festival Hispanoamericano de Escritores en la Plaza de España de Los Llanos de Aridane, a las 19.00 horas, con la narración del cuento infantil Fonchito y la Luna de Mario Vargas Llosa, que presenciará la lectura. “Para mí es un gran honor y una gran responsabilidad, no solo por la importancia del autor si no también por lo grandioso de este Festival.  Me impone, por supuesto, pero pensar que a través de la narración que haré de este cuento los más pequeños se acercarán por primera vez a la narrativa de Vargas Llosa me parece una oportunidad fantástica”, ha asegurado en una entrevista con La Palma Ahora. “La literatura es ante todo una experiencia estética y simbólica que permite a los más pequeños acceder a la representación de la realidad y al imaginario humano”, asegura. Paula Acuña está al frente del proyecto El libro con botas, una iniciativa que “nació con la idea de compartir una de mis grandes pasiones: los libros para niños”.   

-Narrará el cuento infantil Fonchito y la Luna en el Festival Hispanoamericano de Escritores en presencia de su autor, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. ¿ Fonchito y la Luna Le impone? 

-Para mí es un gran honor y una gran responsabilidad, no solo por la importancia del autor si no también por lo grandioso de este Festival.  Me impone, por supuesto, pero pensar que a través de la narración que haré de este cuento los más pequeños se acercarán por primera vez a la narrativa de Vargas Llosa me parece una oportunidad fantástica.  Cuando se narra un cuento hay que crear imágenes mediante las palabras, para que la mente de quien escucha se adentre en la historia y la viva. La historia de Fonchito es muy emotiva y dulce, y sé que va a gustar a grandes y chicos. 

-¿Qué supone su participación en este relevante encuentro de escritores? 

-Además del acto de cuentacuentos con Vargas Llosa, estaré impartiendo un taller sobre literatura infantil y la formación de lectores, dirigido a maestros, bibliotecarios, gestores culturales y personas interesadas en este tema. Estoy convencida de la importancia de crear espacios para debatir y construir itinerarios comunes en torno a la formación de nuevos lectores; lectores que poco a poco sean capaces de explorar los textos con curiosidad y ansias de escuchar esa voz del escritor, esa voz que provoca, revela, descubre, confronta y transforma. Este Festival además de ser un punto de encuentro entre escritores y lectores, está abriendo esos espacios y esto me parece un gran acierto por parte de la organización. Por eso quiero agradecer a Nicolás Melini, su director, por invitarme y por el gran interés que ha mostrado para dar cabida a la literatura infantil dentro de la programación del Festival. 

-¿Qué aporta la literatura a los más pequeños? 

-La literatura es ante todo una experiencia estética y simbólica que permite a los más pequeños acceder a la representación de la realidad y al imaginario humano, es decir a través del lenguaje narrativo y poético propios de la literatura infantil, los niños pueden vivir y conocer situaciones o realidades distantes en el tiempo y en el espacio porque este tipo de literatura les habla a los niños de lo que tiene sentido para ellos, de sus realidades, sus fantasías y sus sentimientos. Además de esa relación íntima que surge entre el niño y los libros, estos crean espacios y oportunidades para conectarse con sus semejantes, para ponerse en el lugar del otro. Y algo muy importante, la lectura compartida de estos libros propicia la creación y el refuerzo de lazos afectivos entre pequeños y mayores a través de ese triángulo amoroso que se crea cuando se juntan un niño que escucha, un adulto que lee y un libro que ofrece historias. 

-¿Esta asignatura tiene el peso que se merece en el sistema educativo? 

-La escuela como agente formador de lectores, debe garantizar, por un lado, la alfabetización como medio de adquisición de conocimientos y, por otro, debe acercar a los estudiantes a la literatura de acuerdo a sus necesidades emocionales, socioculturales e intelectuales. Y es en esta última misión donde creo que aún hay mucho por hacer. La literatura no puede ser reducida a una asignatura, al cumplimiento de un plan curricular. Hay que ir más allá, hay que lograr que los alumnos desde muy pequeños descubran la emoción que se experimenta al leer y eso solo se logra leyendo. Alguna vez leí una frase que debería ser la consigna de todo plan lector de las escuelas: “Hay que llegar a descubrir la utilidad de la inutilidad de la literatura”, es decir, la literatura no puede ser diseccionada para cumplir con un programa académico porque en esencia  sirve para cosas tan (in)útiles como emocionarnos, vivir, apasionarnos... y por esta razón formar lectores no puede ser solo una misión de la escuela. La familia y la biblioteca pública, junto con la escuela están llamadas a posicionar la lectura y la literatura como prácticas socioculturales, colectivas e individuales. Y eso se logra transmitiendo y contagiando la pasión por los libros, creando espacios en los que se lea solo por el mero placer de leer, sin fines didácticos. 

-¿Qué persigue con su proyecto El LEl Libro con Botas? 

-Este proyecto nació con la idea de compartir una de mis grandes pasiones: los libros para niños. A través de reflexiones y recomendaciones, pretendo mostrar cómo esa literatura, destinada en principio a los más pequeños, también nos habla a los adultos. Los adultos siempre hemos actuado como mediadores entre los libros y los niños, creemos que nuestro rol es seleccionar aquellos libros que consideramos más apropiados para ellos y favorecer la creación de hábitos de lectura. Pero hay momentos, y sobre todo hay libros, que nos hacen dudar si el rol mediador es el único rol que podemos -o que queremos- asumir frente a este tipo de literatura. Hay libros que por su concepción y formato parecen estar destinados a los lectores más pequeños, pero que por su tono poético y estético, su temática y su resonancia son capaces de despertar sensaciones y emociones, no solo en su destinatario natural, el niño, sino también en nosotros los adultos. La literatura infantil tiene una particularidad que a mi entender la hace única y es que siempre apela, de una manera u otra, a la infancia, ya sea la infancia vivida en tiempo presente o aquella que se añora y se recuerda.  A través de las publicaciones en el blog y en las redes sociales, invito a conocer lo que se está publicando actualmente en tipo de literatura, tendencias, controversias, reseñas y reflexiones que ayuden a descubrir que los libros para niños tienen mucho que decirnos a todos. 

-Usted es colombiana, pero tiene estrechos vínculos familiares con La Palma. 

Sí, estoy casada con un palmero, y la verdad es que una vez que conoces esta isla es imposible no quererla. Además, me siento como en casa pues los vínculos de estas islas con América Latina son muy fuertes.  Desde hace 18 años La Palma forma parte de mí y la disfruto como una palmera más. ¡Con decirte que nos casamos un día de Indianos!  Y, cómo no, espero la Bajada de la Virgen con mucha ilusión.

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