El cineasta Víctor Erice emociona con su corto ‘Cristales rotos’
El cineasta Víctor Erice mantuvo un diálogo este viernes con el escritor Anelio Rodríguez Concepción en el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias de Santa Cruz de La Palma, donde clausuró el ciclo ‘Enciende la Tierra’ con la presentación de su emotivo corto ‘Cristales rotos’ (2012), un encargo que le realizaron en Portugal y en el que colaboran Aki Kaurismäki y los portugueses Pedro Costa y Manoel de Oliveira. La pieza, de media hora de duración, se centra en una de las mayores fábricas textiles de Europa, ubicada en Guimaraes, ciudad del norte de Portugal, y aborda la memoria histórica con el desfile, ante la cámara, de varios ex trabajadores, que cuentan sus vivencias en esta industria textil. “Esto es cine como aventura existencial, no he partido de nada, es un corto sin la mediación de la literatura”, explicó Erice.
El cineasta vasco afincado en Madrid aporta en ‘Cristales rotos’ “una mirada forastera”. “El norte de Portugal es una de las regiones con uno de los índices más altos de paro; yo quería ver las fábricas abandonadas en los márgenes del río Vizela”, dice. Allí, Erice descubrió una, conocida como ‘La fábrica de los cristales rotos’, que fue “el buque insignia de la industria textil portuguesa, parecía un gran Titanic hundido, con un paisaje desolador”.
En la sala de comidas de esta antigua fábrica descubrió una fotografía de los trabajadores, y “este descubrimiento fue definitivo, tome conciencia de que quería rodar allí”, dijo. Los trabajadores que participan en la cinta aportan “unos testimonios extraordinarios”, aunque Erice reconoció que “escribí los monólogos de las personas que debían encarnar el papel en la pantalla, todo lo que se dice en esta película; convertí el reportaje en texto”. “Hice una selección de trabajadores y les di la oportunidad de convertirse en guionistas de sus propio papel”, detalló.
En ‘Cristales rotos’ aparece “la dimensión del cine como escritura cinematográfica, con imágenes y sonidos”, comentó. En los personajes hay “entrega emocional y generosidad”. “Trabajamos la manera de decir las cosas, respetando la identidad de cada uno”. En el corto, que se rodó en cuatro días, los actores son “naturales, personas que no se habían puesto jamás ante una cámara, pero con los que logré una sintonía extraordinaria que posiblemente no se da con el actor profesional”, reconoció. “Se recoge parte de sus vidas, y eso añade un plus de expresividad”, subrayó.