Calor y fuego
Vivimos días crispados
por este fuego furioso
y el calor ardoroso
que a todos tiene agotados.
Nuestros montes abrasados
causan pena y desconsuelo,
el paisaje está de duelo
y dan ganas de llorar
si te pones a mirar
lo negro que queda el suelo.
Jócamo, 21.VIII.2023
NOTA: Las luces de la festividad de La Candelaria se apagaron este año con la triste noticia de: ¡fuego en Arafo!
Lo que en principio se anunció como un fuego local, a la postre se ha convertido en un incendio de dimensiones colosales a escala insular. Son varios los municipios afectados; y el área calcinada, tras casi una semana sin dar tregua, superan las 12.000 ha, la mayoría superficie del Parque Natural de la Corona Forestal y del Parque Nacional del Teide. No son los únicos espacios naturales afectados, pero sí los más extensos y emblemáticos.
Nadie con mediana cultura ambiental, puede ocultar que estamos ante una verdadera “catástrofe ambiental” de consecuencias muy graves para el paisaje y la biodiversidad, precisamente dos de los valores en los que se sustenta nuestra frágil economía: el turismo.
Sin embargo, pese a la magnitud del drama, todavía nuestras principales autoridades, se esfuerzan en vender como un éxito la gestión del incendio, que “nos hemos visto obligados” a derivar hacia los hábitats naturales de mayor valor, para centrarnos en defender las “personas y las viviendas”.
Nadie de la Consejería responsable del “Medio Natural y de la Biodiversidad” baluarte principal de la región se ha dignado dirigir unas palabras de consuelo o estímulo para los “vivos que no votan”
Eso sí, acuñan nuevos eufemismos desde la Presidencia del Gobierno de España, para no declarar “catástrófica” las consecuencias del incendio. Y es que ya se sabe, los políticos no mienten, cambian de criterio; o, a veces, permutan el significado de las palabras. Alabado sea el Señor. Amén.
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