Espacio de opinión de La Palma Ahora
La carretera del Norte: una obra sin fin
Una carretera, la antigua C-830 o actual LP-1 cuya obra se adjudica en mayo de 2007 con plazo de ejecución de 40 meses con un presupuesto inicial de 32 millones de euros y que a día de hoy ya va por 62 millones. Se comienza trabajando a la vez en los casi 21 kilómetros de la vía con las desastrosas y no menos previsibles molestias a los vecinos de los municipios de San Andrés y Sauces, Barlovento y Garafía. Se abre en canal innecesariamente toda la carretera generando terribles incomodidades a los usuarios.
Un proyecto inicial defectuoso y una pésima dirección de obra que duplican el presupuesto y convierten en un auténtico calvario el día a día de los vecinos del norte desde hace seis años. Imprevisiones técnicas imperdonables como la necesidad de modificar el pavimento por no adaptarse a una zona con pluviometría elevada como es esta zona de la Isla. Descoordinación total entre instituciones que provocan que se hagan obras hoy y se rompan al día siguiente por no consultar con alcaldes, comerciantes y vecinos. Modificados y complementarios que encarecen y eternizan su ejecución, que ponen durante años en peligro la circulación por la única carretera de acceso al norte. Desprendimientos con la lluvia, falta de señalización, estrechamientos, agujeros en el firme, cortes de tráfico mal programados y en toda la carretera a la vez, innumerables problemas que no sólo perjudican e incomodan a los habitantes que circulan diariamente por ella por necesidad sino que han causado una auténtica hecatombe de la economía local.
Dice el consejero del Gobierno de Canarias, con absoluta tranquilidad, que esto es una práctica “harto frecuente” porque aparecen imprevistos, dice que entre los proyectos y la realidad surgen diferencias. Dice también el consejero “que NO es una obra escandalosamente cara” en comparación a otras que se hacen en península y que el valor de la obra es razonable. Dice que la culpa es de Rajoy que le ha quitado dinero del convenio de carreteras de forma unilateral y radical, pero realmente esta obra debía haber estado terminada antes de que Rajoy se presentará a las elecciones...
Dice el viceconsejero que “aunque no haya obreros nunca se ha dejado de trabajar en esta carretera”. Dice el viceconsejero que los excesivos muros de piedra vista (que ahora reconoce que costaron “una pasta” ) acabarán siendo cubiertos por las zarzas...
Dice el alcalde de San Andrés y Sauces que está obra “es digna de una tesis doctoral de lo que no se debe hacer nunca con una obra pública” y muchos vecinos se preguntan dónde ha ido a parar tanto dinero y sobre todo si alguien va a asumir responsabilidades por esto...
La realidad es que lejos de resolver los principales problemas que presentaba esta arteria principal de comunicación con los municipios del norte de nuestra Isla, el panorama sigue siendo desolador. Millonadas gastadas en innecesarios muros de piedra por debajo de la rasante de la carretera para comodidad de lagartos y demás especies y sin dinero para rectificar curvas, tapar baches o mejorar el firme.
Se remodela una avenida en la travesía urbana de San Andrés y Sauces y los puntos de máxima peligrosidad para los peatones como el estrechamiento del puente de La Calzada o el tramo que va desde la Iglesia de Monserrat hacia la curva siguen sin solución. Ni expropiación de la vivienda ni pasarela peatonal en La Calzada, ni lozas voladas sobre el talud en la zona de la Iglesia.
Se hace una “inútil” circunvalación para desviar el tráfico del centro del municipio de Barlovento y luego se para y se deja un municipio cuyas calles terminan en una fuga de unos 10 metros de desnivel que no sólo impide la urbanización de esa calle sino que constituye un auténtico peligro.
Se paralizan las obras de Barlovento a Gallegos y durante casi tres años los vecinos ven convertida la carretera en un auténtico campo de minas. Y el tramo de Gallegos a Cruz del Castillo, ese es que ya ni aparece en el cronograma de trabajo de la Consejería....
Para ser justos hemos de reconocer que desde el cambio de titular en la Consejería el ritmo de las obras ha mejorado, se han reconocido algunos de los errores cometidos en el pasado, se ha cambiado al director de la obra y en el nuevo plan de ejecución se está trabajando por tramos, cosa que por otro lado era lo normal en una obra de estas características.
Voy a terminar este artículo apelando a unas palabras del consejero Berriel en la Comisión en el Parlamento de Canarias en septiembre: “Bien está lo que bien acabará”. Yo era de las que pensaba que “Todo lo que mal empieza peor acaba”. Pero la necesidad de un mensaje positivo y la esperanza en que está vez cumpla su palabra y termine con la injusticia a que se viene sometiendo a los ciudadanos del norte de La Palma durante tantos años me hace “confiar” en el sentido común del consejero pero sin dejar de estar “atentos y vigilantes”. Si este año mi Grupo Parlamentario Popular le ha hecho comparecer en tres ocasiones en comisión parlamentaria para ir explicando el avance de las obras y le ha resultado excesivo, que no dude que en 2014 seguiremos en la misma línea.
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