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La Palma, del esplendor al estancamiento

Luis León Barreto

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Hay lugares que tuvieron un pasado notable en la economía, la cultura y la sociedad y que hoy manifiestan melancolía porque se quedan atrás, su población envejece y disminuye, son lugares poco apetecibles para los jóvenes porque no ofrecen integración. La Palma es un arquetipo, una isla con calidad de vida, el mito de Tanausú, la preservación del paisaje y una economía agrícola que vive de las subvenciones europeas al plátano y en principio no está dispuesta a aceptar un desarrollo turístico significativo. Para Manuel Poggio Capote, cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, abundan unos proyectos sobredimensionados de evidente tono especulativo pero el éxito histórico de la isla y, en especial el de su capital, se ha encontrado siempre en la articulación de unas expresiones, unas formas o unas creaciones acordes al tamaño del lugar. En cierta manera, se ha perdido esa percepción por la cual las influencias externas se adaptaban siempre al marco local. Nunca se copiaba directamente lo que venía de fuera; todo se adecuaba y, partir de ello, se generaban nuevas perspectivas, el modo de actuar a la palmera. Ahora hay pocas propuestas en esa dirección.

Manuel Poggio es hombre muy activo, adaptado al lugar que le vio nacer, impulsor de actividades, generoso y atento a cuanto sucede en su entorno. Es el director de la editorial Cartas Diferentes, un proyecto que surgió en 2005 con la publicación de una revista dedicada a las bibliotecas, los archivos, el libro y acerca de todos los aspectos relacionados con el patrimonio documental, revista que ha ido evolucionando para atrapar el máximo de estudios y análisis. Desde aquel libro dedicado a San Borondón hasta hoy han surgido textos que tratan de preservar costumbres, tradiciones, historias de municipios y entornos.

La idea se amplió con un sello editorial. Entre 2009 y 2018, se han publicado más de una treintena de monografías repartidas entre media docena de colecciones. Así los títulos relacionados con la historia marítima, el tabaco, el queso, el gofio, el patrimonio natural y arqueológico o la edición de fuentes documentales. Importa señalar además que a pesar de que la revista Cartas diferentes se circunscribe a un ámbito académico muy específico, posee un alcance más amplio. Ello prueba una vez más, según Poggio, que desde La Palma pueden gestionarse proyectos más ambiciosos. Gracias al mecenazgo institucional así como al de algunas empresas, la iniciativa ha conseguido sostenerse. Por un convenio con el ayuntamiento de Tijarafe y se pone en marcha la colección Tixarafe, donde se tratarán aspectos del patrimonio, la etnografía, el arte o la literatura de tradición oral. El primer volumen recoge un trabajo y grabación audiovisual del investigador Talio Noda, que lleva por título Música y tradiciones de Tijarafe. Se pretende describir e interpretar la historia local, abordando por primera vez o volviendo sobre episodios mal contados y capítulos olvidados del municipio, sus gentes y paisajes, su arquitectura y sus bosques, de sus poetas y artistas, de sus músicos y verseadores del punto cubano, su calendario festivo y sus caminos. Las publicaciones se distribuyen en todo el archipiélago, se han realizado presentaciones de libros en la mayoría de los municipios de la isla natal y, en los últimos años, han estado presentes en las ferias o días del libro de Santa Cruz de La Palma, Los Llanos de Aridane, Tijarafe, Breña Alta y Las Palmas de Gran Canaria.

El objetivo de las actividades emprendidas por Cartas Diferentes, muchas de ellas junto al Foro Cívico (movimiento ciudadano paralelo al de la editorial), ha sido el de subrayar la personalidad y ese modo de hacer las cosas a la palmera. A través de este conjunto de publicaciones, de variadas acciones (como la organización del Primer Congreso Internacional de la Bajada de la Virgen) o de propuestas concretas (como la planteada sobre la Real Sociedad Cosmológica) se ha pretendido ofrecer pautas y marcar recursos que merezcan ser considerados o potenciados. En este contexto, para Manuel Poggio la ciudad de Santa Cruz de La Palma debería valorar con un poco de más de celo esas señas que la convirtieron en un espacio singular dentro del archipiélago. Uno de los aspectos que ahora corren más riesgo es el de la conservación de su patrimonio arquitectónico, tan rico en soluciones y en influencias. Pero sin duda, la Bajada de la Virgen es el paradigma de las aportaciones locales, una fiesta única y de enorme riqueza en su programa tradicional, que debería ser protegida con mayor diligencia.

Una tendencia extendida durante las últimas décadas ha sido la de anhelar tiempos pretéritos, el siglo XIX, llamado siglo de Oro de la cultura palmera, la importancia de la masonería, el intenso movimiento periodístico que originó un pensamiento progresista frente al caciquismo, la excelencia del vino y las labores del tabaco, la cultura de ida y vuelta con la emigración americana, particularmente intensa hacia Cuba pero también hacia la República Dominicana, Puerto Rico y por supuesto Venezuela. Cabe destacar la relevancia histórica del puerto, de cuyos astilleros salieron los veleros más rápidos de la época, capaces de cubrir la distancia con Cuba en apenas dieciséis días. También hay que mencionar el arte de Flandes que aquí se guarda o el recuerdo de pioneras iniciativas industriales, como la llegada de la luz eléctrica. En el análisis comparativo con otras islas bajar un escalafón siempre es doloroso. Se valora su cielo limpio para la observación astronómica, pero la población está envejecida y no hay una oferta laboral diversificada. El modelo basado en el cultivo del plátano se revela insuficiente, Lanzarote y Fuerteventura casi duplican la población palmera.

Le pregunto cómo deberían hacerse las cosas para que las llamadas Islas Verdes –La Palma, La Gomera y El Hierro- tengan futuro. ¿Qué directrices podrían converger en un nuevo modelo económico? Opina que debe tenerse en cuenta que esta isla presenta limitaciones espaciales y orográficas muy acusadas, hay que innovar teniendo en cuenta la medida local. Por ello, junto a la agricultura, deben potenciarse los recursos naturales y culturales. El año próximo toca la Bajada, la fiesta más importante junto con el lunes del carnaval, los Indianos, y vendrán visitantes que reconocerán su belleza. Pero no basta con ser uno de los tres mejores lugares del mundo para la Tercera Edad, con miles de residentes europeos y de retornados americanos, también hace falta que los jóvenes que salen a estudiar fuera puedan regresar, es preciso integrarlos. Tradición y modernidad han de darse la mano, hay que tener imaginación para crecer desde el pasado.

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